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"¿De qué sirve? La vida es inútil. Nada saldrá bien". Este es realmente un estado de ánimo muy triste y autodestructivo. Muchas personas pasan por pruebas en la vida y se sienten abrumadas por sentimientos de desesperanza y futilidad. Esta es una vieja historia.
Salomón, rey del antiguo Israel, hombre a quien se le dio gran sabiduría, escribió sobre esto en la introducción del libro de Eclesiastés: "Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; más la Tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol” (Eclesiastés 1:1-9).
Con toda su fabulosa riqueza y poder, Salomón se desanimó mucho… y algunos incluso podrían especular que eran pensamientos suicidas: “Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse. Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu (Eclesiastés 1:14-15 y 2:17).
Con esto podemos ver que incluso aquellos que creen en Dios y Su sabiduría pueden desanimarse en gran manera si se enfocan demasiado en las cosas físicas.
Por eso, el apóstol Pablo nos mostró que Dios tiene algo más allá de nuestro entendimiento reservado para nosotros. “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9).
No debe sentir que su vida o su trabajo son inútiles. Dios tiene un gran plan reservado para la humanidad. Nuevamente, Pablo escribió al respecto con elocuencia: "He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Corintios 15:51-55).
Pablo finalizó este inspirador pasaje con palabras de profundo aliento y significado: "Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano" (v. 58).
El Dios Creador no tuvo la intención de que la vida fuera inútil. Sus leyes y enseñanzas inmutables, las cuales fueron magnificadas por medio de Jesucristo, le pueden mostrar cómo debe entender el gran propósito de su vida.
Puede obtener más información leyendo El misterio del destino humano y Los Diez Mandamientos. Se alegrará de haberlo hecho.