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En 1957, J. Paul Getty se había convertido en el estadounidense más rico y vivía con lujos casi inimaginables. Pero, incluso la riqueza fenomenal de Getty es insignificante en comparación con lo que Dios nos ha prometido. Getty solía decir: "Los mansos heredarán la Tierra, pero no sus derechos minerales". ¡Solo tenía razón a medias!
Nació en Minneapolis, Minnesota en 1892, y en el 1916 Getty ya había ganado su primer millón de dólares en los campos petroleros de Oklahoma. ¡Pero, solo era su comienzo!
Sin desanimarse por la Gran Depresión mundial, el Sr. Getty amplió sus participaciones en compañías petroleras al adquirir participaciones mayoritarias en empresas petroleras más grandes y agregó propiedades inmobiliarias de alto nivel, como el Hotel Pierre en la ciudad de Nueva York. Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, Getty estaba alcanzando estratos superiores de riqueza y poder. Trabajó personalmente con el rey Saud para asegurar los derechos petroleros de Arabia Saudita que posteriormente se convertiría en uno de los depósitos de petróleo más grandes jamás descubiertos.
Getty conoció un nivel extremo de fortuna, desconocido incluso para la mayoría de otros millonarios, monarcas y otros hombres de poder y riqueza.
Después de 1959, Getty se retiró a una fortaleza bastante impenetrable llamada Sutton Place Manor. Esta lujosa propiedad de 700 acres en las afueras de Londres, Inglaterra, se convirtió en su santuario personal donde tenía leones enjaulados, y gigantes perros guardianes alsacianos. Desde allí agasajó a las personalidades más poderosas de su época.
La vida de Getty fue de increíble riqueza y poder, pero no se puede comparar con la gloria que Dios ha prometido a Sus fieles.
Y... ¡estaba muy, muy equivocado acerca de que los mansos no heredarían los derechos minerales de la Tierra!
Nuestra meta es la vida eterna (Mateo 25:46) con Dios el Padre y Jesucristo. Aquellos que venzan a Satanás, que sigan y obedezcan los mandamientos de Dios ahora (1 Juan 5:2–3), heredarán la vida eterna al regreso de Cristo (Apocalipsis 20:4–6). Ninguna cosa física es más maravillosa que esto, y este debería ser el principal objetivo de nuestra vida, ahora (Mateo 6:33).
Pero ¿qué revela su Biblia acerca de la riqueza física que Dios revelará bajo el gobierno de Cristo? ¿Cree lo que dice Dios, el Creador de todo el universo, sobre ese futuro glorioso?
Ezequiel 36:33–36 explica que las tierras desoladas se volverán fértiles y ricas como el Jardín del Edén. Y, Isaías 60:5–18 (ASV) muestra que “la abundancia del mar” y “las riquezas de las naciones” serán dadas a aquellos a quienes Cristo restaure durante Su reinado Milenial. Sus ciudades serán majestuosas, ricas “en oro y plata” (v. 17) y seguras (v. 18). E incluso más allá de este tiempo, Dios el Padre gobernará desde Jerusalén, y esa ciudad históricamente afligida será construida de oro puro y piedras preciosas (Apocalipsis 21:18–21).
¿De dónde vendrá esta fantástica riqueza?
Una respuesta se encuentra en Isaías 60:5. “La multitud del mar” no solo incluye peces para alimento y corrientes de marea para energía, sino que “una milla cúbica [de agua de mar] puede contener hasta 25 libras de oro y hasta 45 libras de plata” (“¿Por qué el océano es salado?”, Servicio Geológico de los Estados Unidos). Otros estudios sugieren que hay más de nueve millones de toneladas de oro en el océano. ¡Esto es aproximadamente 150 veces la cantidad de oro extraído en la historia humana!
Quién tiene razón; ¿Dios o J. Paul Getty? ¿Proveerá el Reino de Dios riquezas, salud, abundancia, alimentos, seguridad y felicidad más allá de lo que podemos imaginar?
¿Vale la pena esforzarse por vivir con Cristo en esta asombrosa prosperidad? Si es así, entonces seamos “hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22) para que cuando Cristo regrese, no diga de nosotros, “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46). En lugar de eso, queremos escucharlo decir: “Bien, buen siervo y fiel” (Mateo 25:21).
Para conocer mucho más sobre este tema, estudie el artículo "Prepárese para heredar la Tierra" por el Sr. Richard Ames, y lea nuestro folleto El misterio del destino humano por el Dr. Roderick Meredith. ¡Entonces comprométase plenamente a seguir las instrucciones de Cristo y a ser parte activa de Su Iglesia ahora!