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Esta temporada trae consigo un tiempo para música hermosa, fiestas, diversión y tiempo en familia, también trae el caos anual en los centros comerciales, las tiendas por departamentos y ahora las compras por Internet.
Gran parte del mundo está atrapado en lo que se llama el "espíritu de la temporada", evidenciado por un frenesí en la compra de regalos, que a menudo endeuda más allá de sus capacidades a los compradores y llena los bolsillos de los comerciantes.
Algunas personas lamentan la comercialización de la Navidad. "Necesitamos volver a poner a Cristo en la Navidad" es un estribillo que las personas religiosas escuchan a menudo. Los secularistas protestan por la exhibición de las escenas de adoración asociadas con la festividad, como las representaciones del nacimiento de Jesucristo en Belén, árboles de Navidad iluminados en propiedad pública, etc. Los acalorados debates y argumentos resultantes quitan parte de la diversión de la celebración a muchas personas.
Pero, en realidad, las costumbres navideñas no tienen nada que ver con Jesucristo. Estas costumbres familiares precedieron al nacimiento del Mesías. El árbol de hoja perenne, el muérdago, la entrega de regalos y el uso de luces provienen de las religiones paganas de la antigüedad de las que se habla en la Biblia. Estas costumbres fueron adoptadas por la iglesia apóstata que simplemente las modificó y les cambió el nombre para que pareciera que pertenecían a Cristo.
De hecho, este tipo de cosas incluso comenzaron a ocurrir en el antiguo Israel en la época de Moisés. Dios le dijo a la nación de Israel en Deuteronomio 12:30-32: “no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así al Eterno tu Dios; porque toda cosa abominable que el Eterno aborrece, hicieron ellos a sus dioses; …Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás”. La advertencia era que no intentaran adorar a Dios en la forma en que los pueblos idólatras adoraban a sus falsos dioses.
Más adelante, en Jeremías 10:2, el profeta Jeremías fue inspirado para escribir: "Así dijo el Eterno: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder”.
Incluso en la antigüedad, la gente decoraba árboles y usaba otros símbolos venerados en sus prácticas idólatras. Tradiciones paganas que influenciaron los símbolos navideños modernos.
Estos comportamientos y el hecho de que la humanidad ya no obedece los mandamientos de Dios han traído las maldiciones que se detallan en Deuteronomio 28. Considere el versículo 15: "Pero acontecerá, si no oyeres la voz del Eterno tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán”.
Es bastante claro que no seguir las instrucciones dadas por el Dios Todopoderoso conlleva maldiciones, que son todo lo contrario de las bendiciones.
¿Y usted? ¿Está usted atrapado en el gran sistema de mercadeo que surge de las tradiciones, imágenes, sonidos y símbolos de los pueblos paganos de antaño? Si es así, recuerde que tales celebraciones no agradan a Dios y resultan en castigos para aquellos que las practican.
Hay más información disponible sobre este interesante y vital tema en nuestro folleto gratuito ¿“Es cristiana la navidad”, también los invitamos a leer nuestro folleto “Las Fiestas santas: El plan maestro de Dios” para aprender acerca de las celebraciones ordenadas por Dios, celebraciones que traen beneficios, y no maldiciones. Valdrá la pena su tiempo. Solicítelos hoy.