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Muchos han estado viendo las noticias sobre la guerra entre Israel y Hamás con preocupación y ansiedad. Las noticias informan sobre la amenaza de mayores guerras, odio, violencia y criminalidad desenfrenada. Las drogas, la desaparición de la moralidad, los problemas económicos y el estancamiento político también pesan en nuestras mentes. ¿Qué podemos hacer? ¿A dónde podemos ir para encontrar seguridad?
Desde la masacre depravada e indescriptiblemente inhumana de ciudadanos israelíes en el sur de Israel por parte de terroristas de Hamás desde Gaza, existe un temor creciente de que un conflicto más grande desemboque en la Tercera Guerra Mundial.
Jesucristo dijo que en el tiempo del fin habría “guerras y sediciones” y “nación levantándose contra nación” (Lucas 21:9-10). Esto se suma a los grandes terremotos, hambrunas, pestilencias y gran tribulación (v. 11). ¿Podremos escapar de las terribles cosas que están sucediendo y que seguramente se intensificarán en un futuro cercano? Y, de ser así, ¿cómo?
Jesús respondió a la pregunta de los discípulos sobre las señales del fin y de su regreso advirtiéndoles que tuvieran cuidado y que no dejaran que sus corazones se cargaran “de glotonería, de embriaguez y de los afanes de esta vida” (Lucas 21:34). Les instruyó “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán” (v. 36). Esas “cosas” son peligrosas y mortales y están sucediendo. Ciertamente queremos escapar de ellas.
Escapar significa evitar algo peligroso, incluso mortal, o liberarse del control de alguien. En el relato paralelo de Mateo 24, Jesús da más detalles sobre los acontecimientos del fin de los tiempos y más instrucciones a sus discípulos. Después de las señales del fin de los tiempos, Jesús advirtió sobre los dolorosos acontecimientos que vendrían después: “porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:21-22). Reflexione sobre esto.
Jesús les dijo a sus discípulos, en ese entonces y ahora, que “velen” (v. 42) y que “estén preparados” (v. 44) para que “cuando su señor venga, le(s) halle haciendo así” (v. 46). Jesús también advierte sobre hacer el mal y pensar que Él está retrasando su venida (v. 48-51). Jesús cuenta la parábola de las Diez Vírgenes, y advierte que no prepararse adecuadamente puede resultar en quedar excluido de las bodas del Cordero.
Muchos expertos sugieren que los acontecimientos actuales que tienen lugar en Israel y Gaza podrían fomentar la Tercera Guerra Mundial. Esto nos hace detenernos y pensar sobre las profecías que Jesús nos dio.
La naturaleza humana lucha contra las consecuencias del comportamiento incorrecto, pero no quiere detener esos comportamientos. Para evitar consecuencias, nuestra naturaleza humana nos lleva a diversos mecanismos de defensa, entre ellos la negación (mentirnos a nosotros mismos), la racionalización, negación a reconocer nuestros comportamientos, la supresión, la represión, el desplazamiento, la redirección, la intelectualización y otros.
La naturaleza humana también emplea conductas de escape como llorar, quejarse, escabullirse, procrastinar, y más. Incluso los niños pequeños utilizan estos comportamientos aparentemente “innatos”. Todo comportamiento humano ocurre por una razón, sea o no válida o efectiva para lograr un fin deseado.
La única manera real de escapar es acercarse a Dios y obedecerlo. El apóstol Pablo menciona tal solución en varias de sus epístolas. Él dijo en Efesios 4:1 “andar dignos del llamamiento con el que fuisteis llamados”. En Colosenses 1:10, afirma: Andar “como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios”. La escritura en 1 Tesalonicenses 2:12 nos exhorta a que andemos "como es digno de Dios, que nos llama a su reino y gloria". Y finalmente, en 2 Tesalonicenses 1:11, “asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento”.
La “tecla de escape” es esforzarse diligentemente por obedecer a Dios y ser considerados dignos de escapar para encontrarnos con Él en el día de nuestra salvación.
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