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La COVID-19 no debió haber sucedido, nuestras vidas no debieron haber sido interrumpidas y la gente no debio haber muerto. Acompáñenos hoy para ver las causas de estas calamidades y darle la única solución verdadera para las pandemias.
En el 2018, el último periodo que cuenta con estadísticas precisas, la tasa de matrimonio en los Estados Unidos cayó a su nivel más bajo desde 1900 (Atlanta Journal Constitution, 29 de abril de 2020). Solo 6.5 de cada 1,000 personas se casaron en 2018, en comparación con el 7.0 en 2016. Muchos expertos creen que este número continuará disminuyendo en los próximos años. Los expertos no están de acuerdo sobre las causas para esta disminución, pero está claro que más parejas viven juntas en vez de casarse (Daily Mail, 29 de abril de 2020).
Durante el mes sagrado islámico del Ramadán de este año (23 de abril al 23 de mayo), las mezquitas en Minneapolis, Minnesota y varias otras ciudades de los Estados Unidos transmiten públicamente por altavoces el “llamado a la oración” cinco veces al día (Al Jazeera, 24 de abril de 2020).
La pandemia de la COVID-19 (coronavirus) ha infectado a miles de personas y ha puesto un alto sin precedentes en la "vida cotidiana". Todos estamos preocupados por nuestra salud y la de nuestros amigos, familiares y otras personas. Y más allá de las preocupaciones de salud, muchos se angustian pensando “¿Perderé mi trabajo debido a los cierres por la pandemia? ¿Colapsarán los sistemas financieros u otros servicios vitales de la sociedad, o incluso la producción y distribución de alimentos? ¿Podría desencadenarse otra Gran Recesión o depresión?
La pandemia de la COVID-19 está causando estragos en las economías nacionales de todo el mundo. En contraste con su pronóstico de enero de 2020 de un crecimiento económico mundial considerable, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ahora predice una reducción del 3,3 por ciento en la producción económica mundial (New York Times, 14 de abril de 2020).