Durante casi dos mil años, el fundamento de la civilización occidental estaba basado sobre los valores judeocristianos que se encuentran en la Biblia. Esos valores fundamentales situaban al occidente aparte del resto del mundo. Sin embargo, en los últimos años, esa base se ha venido abajo ante el implacable ataque de las fuerzas seculares que caracterizan a nuestras sociedades cada vez más ateas.