Para hacer una búsqueda avanzada (buscar términos específicos), escriba juntamente los criterios de interés como se muestra en los siguientes ejemplos:
El Wall Street Journal encontró que el 43 por ciento de los estadounidenses considera el “dinero” como un valor muy importante para ellos, en comparación al 31 por ciento en 1998. El “patriotismo” disminuyó de un 70 por ciento a un 38 por ciento; “tener hijos” de un 59 por ciento a un 30 por ciento; y “la religión” de un 62 por ciento a un 39 por ciento. “La tolerancia hacia los demás, considerada muy importante por el 80 por ciento de los estadounidenses hace apenas cuatro años, ha caído al 58 por ciento desde entonces.”
Se dice que valoramos lo que es importante para nosotros. Como se evidencia en el artículo, muchas personas se valoran más a sí mismas que a la familia, el país, o a Dios. La descripción del apóstol Pablo sobre los postreros días en 2 Timoteo 3:2 (“Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros”), habla de un cambio en los valores de los demás hacia uno mismo. Teniendo en cuenta tal cambio, vale la pena señalar una observación en Psychology Today de 2013: “Si bien los sentimientos crean una importancia temporal, los valores dan un significado y un propósito duradero a la vida. Los sentimientos pueden forjar relaciones comprometidas, pero los valores las sostienen. El poder del amor no proviene de sus sentimientos, sino de sus valores”. Una generación que recurre más a los sentimientos que a los valores pronto descubrirá el impacto que tal cambio tiene en su sociedad. De hecho, ya lo estamos viendo.
Aunque el mundo carece del conocimiento de Dios, de su amor y de su propósito, Él ama tanto a la humanidad que envió a su hijo a morir por nosotros (Juan 3:16). El apóstol Juan escribe estas palabras de Jesús en la noche en que fue entregado: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:12–14). En el evangelio que lleva su nombre, el apóstol nos recuerda que Dios Padre nos amó tanto que voluntariamente entregó a su Hijo para que fuera nuestro amigo, para despojarse de su gloria para que pudiéramos escapar de la muerte y tener vida eterna. ¿Podría haber un amor más grande en todo el universo que el que se expresó en ese día de la Pascua hace casi 2.000 años? Para más información, lean nuestra guía de estudio gratuita titulada Juan 3:16, verdades ocultas del versículo de oro.