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En las últimas dos semanas ha habido disturbios masivos en varias ciudades de Kazajstán, una nación de Asia Central del tamaño de Europa Occidental (BBC, 6 de enero de 2022). Los manifestantes, algunos de los cuales han sido baleados por el ejército estatal, han llevado a cabo saqueos, incendios de edificios y otras destrucciones. Los manifestantes, calificados como “terroristas” por el partido gobernante, también tomaron el aeropuerto internacional y aparentemente secuestraron varios aviones (Deutsche Welle, 5 de enero de 2022).
El presidente de Kazajstán solicitó la asistencia de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, un grupo de naciones exsoviéticas liderado por Rusia, formado originalmente hace unos 30 años para contrarrestar las amenazas militares externas, y autorizó a las tropas a “abrir fuego para matar sin previo aviso”. Los paracaidistas rusos ahora han ayudado a sofocar los disturbios (Reuters, 7 de enero de 2022). Se han registrado cortes de Internet en todo el país, por lo que es difícil obtener noticias en tiempo real. Parece que algunos de los militares de la nación están del lado de los manifestantes quienes protestan contra el rápido aumento de los costos de combustible.
La situación en Kazajstán ilustra cómo las personas pueden reaccionar cuando se ven sometidas a una intensa presión por el rápido aumento de los costos, en este caso, del gas licuado de petróleo. Cuando las personas son pobres y tienen frío, y no pueden pagar el combustible para los vehículos o la calefacción, la violencia puede estallar rápidamente y amenazar con desestabilizar a los gobiernos. El ministro de seguridad de Kazajstán fue destituido por el presidente la semana pasada y el gobierno del primer ministro renunció. ¿Podrían ocurrir situaciones como esta en otras naciones? ¿Incluso en las democracias occidentales? El tercer jinete del Apocalipsis representa la futura escasez de alimentos y los altos precios de los bienes que sustentan la vida (Apocalipsis 6:5–6), y Jesús advirtió sobre los conflictos y la escasez al fin de esta era (Mateo 24:7), diciendo que tales acontecimientos solo serán “principio de dolores” (v. 8). A medida que las naciones imprimen más dinero para evitar problemas económicos y el aumento de la inflación, no debería sorprendernos ver más revueltas civiles en respuesta a las acciones del gobierno. Para una perspectiva profética de los acontecimientos mundiales de hoy, vean “Un mundo en llamas”.