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Tenemos incendios forestales en todo el mundo. En las montañas Rocosas de Estados Unidos y Canadá, arden miles de hectáreas. En Portugal, arden más de cien incendios (Associated Press, 18 de septiembre de 2024). Y en Bolivia, en Sudamérica, los incendios han causado que la ciudad de Santa Cruz tenga la peor calidad del aire del mundo (Reuters, 11 de septiembre de 2024). Se recomienda a los habitantes de la ciudad a utilizar mascarillas para protegerse del denso humo, que hace que el sol se parezca a “la luna en la noche”. Las condiciones están provocando cancelaciones de vuelos y cierres de escuelas, y los problemas respiratorios y oculares están aumentando drásticamente. El denso humo está causando importantes problemas de salud a la población. Los incendios en Bolivia han provocado la deforestación de casi 8 millones de hectáreas (20 millones de acres) en los últimos 20 años. Un estudio reciente publicado en la revista Science Advances informó que la exposición al humo de los incendios forestales puede aumentar significativamente el riesgo de muerte prematura, lo que no es un buen augurio para los bolivianos en el futuro.
En Brasil, también está ardiendo la Amazonia. El AP informa que la nación “atraviesa su peor sequía desde que iniciaron las mediciones a escala nacional hace más de 70 años, con el 59 por ciento del país bajo estrés, un área que equivale a cerca de la mitad del territorio de Estados Unidos” (10 de septiembre de 2024). Al igual que en muchas zonas del mundo afectadas por la sequía, este año la temporada seca de Brasil comenzó antes de lo habitual, tras una temporada de lluvias que terminó antes de tiempo.
Por muy malas que puedan ser las cosas para muchos, las Escrituras hablan de un tiempo de incendios y devastación mucho mayor que los incendios forestales de hoy, en el que la tercera parte de los árboles se quemará, y se quemará toda la hierba verde (Apocalipsis 8:7). Esto ocurrirá al comienzo del período profetizado de un año llamado el día del Señor. Sin embargo, después del retorno de Cristo, aquellos que obedecen a su Creador tienen la seguridad de que recibirán la “lluvia en su tiempo” (Joel 2:23; Ezequiel 34:25-26). Para más información sobre lo que la Tierra enfrentará en el futuro, vean “Apocalipsis: descifrando el misterio”.