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La mayoría de los lectores de esta publicación entienden que los acontecimientos profetizados en la Biblia parecen estar "acelerándose" cada vez más porque nos estamos acercando al fin de esta era. ¿Entiende usted realmente por qué mandó Cristo que sus verdaderos seguidores "velaran"?
Como bien lo sabe la mayoría de ustedes, el verdadero Cristo de la Biblia no estableció su Iglesia para llenarla de "adictos a la beatería" dedicados a pensar dulcemente en "irse al cielo" algún día. Muy por el contrario, la Biblia habla de sucesos terribles que ocurrirán en los "últimos tiempos" de esta civilización humana y que llegarán a su punto culminante cuando Jesucristo regrese como "Rey de reyes" (Apocalipsis 19:11–16).
Entonces se establecerá el verdadero "nuevo orden mundial", que es el reino o gobierno de Dios, por medio de Jesucristo y sus santos, quienes finalmente traerán auténtica paz al mundo entero ¡por mil años! Jesucristo dijo: "Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años" (Apocalipsis 20:6).
Como la mayoría de nuestros lectores saben, esta Obra del Cristo viviente lleva muchos años advirtiendo sobre profecías bíblicas específicasotras naciones descendiente del pueblo británico, entre ellas Canadá, Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. ¡Muchas de esas profecías ya están en marcha! Las diferentes "piezas" del panorama profético de la Biblia ya empiezan a juntarse. Sin embargo, los predicadores del cristianismo tradicional ¡sencillamente no entienden! No reconocen la identidad profética de dichas naciones dentro de los acontecimientos de los últimos días. Hoy, la mayoría de quienes estudian la Biblia hacen caso omiso que describen con gran detalle lo que sobrevendrá muy pronto a los Estados Unidos y de la profecía bíblica, que es una cuarta parte crucial de la Palabra de Dios.
¡Pero es necesario que usted sí conozca estas profecías! Es necesario que las entienda.
En su famosa profecía pronunciada en el monte de los Olivos, Jesús habló de una oleada de predicadores falsos (Mateo 24:5). Describió un crescendo de "guerras y rumores de guerra", expresión muy apropiada para las guerras y luchas entre facciones que vemos ahora mismo en países de África, el Medio Oriente y otras regiones del planeta. Jesús predijo que habría "pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares" (v. 7).
Luego de citar estos y otros sucesos similares del tiempo del fin, Jesús agregó: "Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre" (Lucas 21:34–36).
Efectivamente, si nos dejamos absorber por nuestra rutina diaria; nuestro trabajo, nuestros programas de televisión, el Internet y tantas distracciones, no podríamos estar atentos a aquellos acontecimientos proféticos de enorme importancia ¡que vendrán con prontitud! Estaremos, como dijo Jesús, entregados a "los afanes de esta vida". Jesús, pues, nos ordena que "velemos", que estemos atentos al panorama profético que se va plasmando, y estemos concientes del gran propósito de Dios. Nuestro Creador guía el auge y la ruina de naciones y está interviniendo en el clima, los terremotos y epidemias de enfermedad que Él profetizó para nuestros días. Si estamos "velando", es decir prestando conciente atención de los acontecimientos proféticos, y si le imploramos a Dios que proteja a los suyos y que guíe estos hechos hacia un fin provechoso, no podemos menos de acercarnos a nuestro Creador y palpar su poder, su propósito y su sabiduría.
Jesucristo reprendió duramente a los dirigentes religiosos de su época que pedían una "señal" especial de que Él era el Mesías: "Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis!" (Mateo 16:2–3). Y hoy es igual. La mayoría de las personas de inclinación religiosa, y sus líderes espirituales, ignoran casi por completo el caudal de sucesos proféticos que ya están ocurriendo. No saben que el Dios todopoderoso, quien guía el auge y la ruina de naciones, ¡se dispone a hacer caer la nación de los Estados Unidos si su gente no se arrepiente de verdad!
Podemos observar la acumulación de fenómenos que acabarán por llevar a la Gran Tribulación. Los Estados Unidos van decayendo y sus aliados, Inglaterra y la Mancomunidad Británica son cada día más débiles, mientras China e India cobran fuerzas y las naciones del continente europeo se organizan para formar la superpotencia final descrita por Dios en Apocalipsis 17.
El antiguo y poderoso Imperio Británico ya no existe. Las "puertas marinas" que controló alguna vez han dejado de ser suyas. ¡La influencia de los pueblos anglosajones está llegando a su fin!
¡Dios profetizó que así ocurriría! El gran Dios que nos da vida y aliento habló así a los antepasados de estos pueblos: "Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto, yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán…. Y si aun con estas cosas no me oyereis, yo volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados. Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo" (Levítico 26:14–16, 18–19).
Estimado lector, le ruego que estudie esta pasaje en Levítico muy atentamente y que luego "vele", y verá cómo se cumple en los próximos años… ¡a no ser que las naciones descendientes de los ingleses lleguen a un estado de arrepentimiento nacional que nunca antes han conocido! En cuanto a usted, personalmente, quizá Dios le está abriendo la mente y el corazón al arrepentimiento, a entender realmente el asombroso propósito que el Dios Eterno está cumpliendo entre los hombres y las naciones. En alguna forma, usted ha entrado en contacto directo con la Obra que Dios ha levantado para proclamar su mensaje de advertencia al mundo y para proclamar, como "testimonio", (Mateo 24:14) la maravillosa buena noticia del venidero gobierno de Dios ¡que pronto se establecerá sobre el mundo entero!
À medida que estos hechos profetizados, interesantísimos pero a la vez traumáticos, siguen acentuándose en los próximos años, le insto a que redoble la intensidad de su estudio bíblico, el fervor de sus oraciones y la profundidad de su relación con el Dios Todopoderoso quien nos da vida y aliento. Si lee atentamente los artículos sobre profecía que publicamos en cada número de El Mundo de Mañana, y si realmente estudia y ora y "velando" tal como Jesucristo nos manda hacer, entonces estos fenómenos no lo tomarán por sorpresa. El apóstol Pablo a los tesalonicenses: "Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá como ladrón en la noche, que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios." (1 Tesalonicenses 5:1–6).
El auge del Imperio Europeo profetizado (la "Bestia" de Apocalipsis 17) traerá "paz" temporal a millones de personas que se dicen cristianas, quienes se unirán a la mayoría para formar parte del poderoso sistema religioso-político de ese imperio. Pero cuando los líderes de Europa digan "paz y seguridad" (1 Tesalonicenses 5:3), ustedes, los que realmente hayan estudiado la Biblia y hayan aprendido a "velar", ¡no estarán engañados! Porque habrán obedecido con celo la orden de Jesús de "velar" y de "orar". Por tanto, a los que Dios esté llamando, les recuerdo las palabras de Nuestro Seños Jesucristo: "El que tiene oídos para oír, oiga" (Lucas 8:8).