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La mayoría de los jóvenes se interesan en lo nuevo: estilos nuevos, modas nuevas, música nueva, tecnología nueva. En estos campos, lo "viejo" rara vez o nunca es "magnífico". Pero, ¿y las personas? ¿Hay algún "viejo" que sea importante en tu vida? Y si no, ¿por qué no? ¿Qué provecho puede ofrecer el "viejo" al joven?
Nuestra cultura moderna glorifica a la juventud. ¿Has notado la edad de los artistas más populares? ¿Un cantante de más 45 años atraería a miles de fanáticos a sus conciertos?¿Llamaría tanto la atención un actor de más de 60 años? La mayoría se desvive por ver caras nuevas y cuerpos jóvenes en la pantalla y el escenario.
El problema no lo crearon los jóvenes.La autora Arlene Weintraub escribe que la medicina contra el envejecimiento se ha convertido en una industria de $88 mil millones de dólares anuales en la última década. Asegura que los médicos en este campo han creado una industria nueva, convenciendo a la gente mayor de que pueden frenar el proceso de envejecimiento. De este modo aprovechan el profundo disgusto ante el envejecimiento en nuestras sociedades. "Para los 77 millones de seres que nacieron en la posguerra y que se acercan rápidamente a los años dorados", escribe Weintraub, "la idea de llegar a la tercera edad resulta repugnante. Son los oyentes perfectos para el mensaje de que alguna sustancia sencilla e inocua puede curar el envejecimiento".
Felizmente, para quienes no se dejan arrastrar por esta actitud superficial y comercializada, las personas mayores pueden ser un tesoro oculto capaz de enriquecer la vida de los jóvenes. Veamos cómo pueden servir:
Job dijo: "En los ancianos está la ciencia, y en la larga edad la inteligencia" (Job 12:12). Entre nosotros hay personas que llevan decenios aprendiendo a poner en práctica las instrucciones de Dios. El acto de aplicar el conocimiento en el campo de batalla de la vida es lo que produce sabiduría y entendimiento. Mirándolos ahora, quizá sea difícil comprender que Dios ha estado trabajando con algunos hombres y mujeres mayores desde que tenían la edad que tú tienes ahora. En el Salmo 71, David escribió: "Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir" (vs. 17-18). Una mujer o un hombre mayor que ha aprendido los caminos de Dios, y que puede enseñarlos con firmeza a la próxima generación, es un instrumento poderoso en las manos de Él. Además, su comprensión profunda de las instrucciones de vida es una mina de oro al alcance de los cristianos más jóvenes.
Si aprendemos a ver las cosas desde la perspectiva de otro, podemos ampliar nuestros horizontes… ¡y también evitar muchas discusiones! ¿Cuántas veces hemos tenido desacuerdos con alguna amiga o amigo, para comprender más tarde que estamos mirando el tema desde diferentes ángulos y que ambos nos hemos limitado a una perspectiva parcial? Si tomamos un momento para considerar la amplitud de la perspectiva que puede ofrecer una persona mayor, especialmente en nuestro mundo que cambia tan rápidamente, esto podría abrir una puerta para que comprendamos un mundo muy diferente del nuestro. ¿Acaso no aprendemos al escuchar a alguien que cuenta cómo funcionaba la vida sin computadoras ni celulares? Hablar con un anciano que fue soldado en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, o con una anciana que fue niña en tiempos de la Gran Depresión nos abre la mente a un mundo difícil de imaginar. ¡Y ellos estuvieron allí! El rey Salomón habló de la niñez y la juventud como "vanidad" en Eclesiastés 11:10. Aquí, "vanidad" no significa presunción sino algo "breve", como un suspiro. Mientras somos jóvenes, nuestra experiencia de la vida ha sido breve, y los mayores nos pueden dar una perspectiva que no tenemos.
Lo "viejo es bueno" por otras razones también. Muchas veces, la edad trae paciencia, y es bien sabido que los abuelos toleran un poco más las travesuras de sus nietos. La capacidad de saborear el tiempo es otra cualidad de los mayores. Sería difícil encontrar a alguien de "veintitantos" años capaz de desacelerarse en una silla mecedora frente a la puerta, viendo pasar el mundo. La edad va moderando el impulso de seguir el ritmo frenético de nuestro mundo.
¿Qué provecho práctico podemos derivar sabiendo apreciar mejor a los mayores? Las siguientes son solo algunas ideas:
Éxodo 20:12 nos dice: "Honra a tu padre y a tu madre". En otras palabras, la deferencia con los padres tiene algo que enseñar, algo que podemos aprender. Sabemos que este principio se aplica a las personas mayores en general, por el ejemplo específico en Levítico 19:32. Aquí, dice: "Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano". Para Dios es tan importante hacer cumplir este principio de deferencia ¡que nos ordenó ponernos en pie cuando se acerca alguien mayor! Veamos otro ejemplo específico de deferencia por los mayores en Job 32:4, donde leemos que Eliú, como el más joven de los compañeros de Job, esperó para hablar después de Job y los demás: "Eliú había esperado a Job en la disputa, porque los otros eran más viejos que él". Este es otro buen ejemplo de cómo se honra y se respeta a los mayores. ¿Te pones de pie cuando se acerca alguien de edad más avanzada, lo miras a los ojos y saludas, o no le haces caso? ¿Interrumpes su conversación y le hablas como si fueran iguales? Eso es una falta de respeto. Al actuar con respeto, aprendemos a sentir respeto. Y si aprendemos a respetar estaremos más dispuestos a captar la sabiduría, el entendimiento y la perspectiva que los ancianos pueden compartir con nosotros.
El sabio rey Salomón escribió: "Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios" (Eclesiastés 11:9). En otras palabras, Dios dispone que los primeros años de la vida sean para aprender, explorar y experimentar la vida sin las preocupaciones que se acumulan con la responsabilidad de los años. Sin embargo, el joven entendido valora a los mayores, aprende de ellos, los escucha y disfruta su compañía. Los viejos pueden ayudar a implantar valores cristianos en el corazón de los jóvenes a quienes Dios está llamando, hasta que llegue el momento cuando los jóvenes de hoy se conviertan en guías de la generación siguiente. Como escribió el salmista: "Plantados en la casa del Eterno, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes" (Salmos 92:13-14).
No te dejes engañar por el cantante de turno que sueña con su época de estudiante, aquellos días de gloria, "los mejores días de la vida". La juventud es un tiempo maravilloso. Pero una vida que se vive conforme a los valores correctos y con la ayuda de mentores mayores y sabios ¡siempre será mejor!