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¿Cómo sería viajar por el mundo microscópico y entrar en el medio fascinante de una simple célula humana… solo una entre las millones de millones que tenemos en el cuerpo? ¡Nos encontraríamos en un mundo rarísimo lleno de cosas increíbles!
Dentro de este reino infinitesimal pero organizado a la perfección, veríamos maquinaria molecular ocupada en llevar a cabo las funciones que hacen posible nuestra vida en la Tierra. Viajando al corazón de la célula, su núcleo, encontraríamos el "cerebro" de este mundo invisible e inconcebiblemente pequeño: una hebra increíblemente delgada, increíblemente larga, de átomos que forman una sola molécula. ¡La existencia de esta molécula es un verdadero milagro!
Esa molécula milagrosa es ácido desoxirribonucleico, mejor conocido como ADN, y representa una proeza tecnológica en el diseño y la ingeniería sobrenaturales ¡que lo deja a uno pasmado! Dios declaró que cada ser viviente se reproduce "según su especie" (Génesis 1:21-25), de tal modo que los niños se parecen a sus padres, y es por medio de este ADN, como un agente molecular invisible, que Dios imparte vida. El ADN es el plano, o patrón, de toda vida en la Tierra.
El biólogo James Watson y el físico Francis Crick fueron galardonados conjuntamente con el premio Nobel en 1962 por descubrir la estructura del ADN. ¡Lo que descubrieron fue algo impresionante! Este ADN no es cualquier montón de átomos unidos al azar, sino que posee una estructura elegante y un diseño impecable.
La forma del ADN es como una escalera de mano retorcida en espiral, conocida como una doble hélice. Los dos largueros o "patas" de la escalera están formados por azúcares y fosfatos, y los "travesaños" o "peldaños" se llaman pares de bases. La secuencia de estos pares de bases es lo que da al ADN su notable capacidad de contener y comunicar cantidades enormes de información: ¡El patrón o código que te hace ser tú!
Solamente cuatro compuestos biológicos: adenina (A), citosina (C), guanina (G) y tiamina (T); se combinan para formar los pares de bases o "travesaños" de una molécula de ADN. Estas moléculas en casi todas las células del cuerpo contienen los pares de bases en secuencias especiales y únicas que codifican una serie enorme de instrucciones; y estas instrucciones les dicen a las células que construyan la complicada red de maquinaria molecular que hace nuestro cuerpo como es.
La información codificada en las largas hebras de la molécula de ADN habilita al cuerpo para reunir todas las proteínas necesarias a fin de cumplir sus diferentes funciones… algo así como cuando una computadora lee sus instrucciones en el disco duro. Efectivamente, el código molecular del ADN, formado por secuencias específicas compuestas de las bases A, C, G y T, actúa como las secuencias específicas del código binario de una computadora, compuesto por los dígitos 0 y 1.
Por ejemplo, en computadoras que usan el código binario ASCII para representar texto, la secuencia 010001000110000101100100 sería el código para la palabra inglesa "Dad". Igualmente, en una hebra de ADN la secuencia CAGAAGCCA le dice a la maquinaria celular que produzca la cadena de aminoácidos glutamina-lisina-prolina. Igual que el 0 y el 1 se combinan para contener y comunicar la información que acciona todas las computadoras modernas que existen, ¡estas hebras de cuatro bases químicas sencillas: A, C, G y T; contienen y comunican el patrón para cada organismo viviente en la Tierra!
Además, el ADN es un dispositivo por excelencia de alta tecnología para almacenar información. La ciencia apenas si comienza a entender las vastas capacidades que se encierran dentro del diseño divino de esta molécula tan perfecta: Capacidad que sobrepasa con mucho cualquier cosa inventada por el hombre. Ciertos experimentos recientes han servido para ilustrar la notable capacidad de este invento impresionante del Dios Todopoderoso.
En la revista Science, número de septiembre del 2012, el genetista molecular George Church y sus colegas informaron que pudieron codificar una copia del libro de Church titulado Regenesis dentro de una hebra de ADN y luego descodificarlo, recuperando el texto original tal como se haría con el disco duro de una computadora. En el resumen de su informe, escribieron que "el ADN es uno de los medios informativos más densos y estables que se conozcan".
Otro experimento parecido planteó lo anterior en forma aún más dramática y clara. La prestigiosa revista Nature informó en enero del 2013 que un grupo de científicos había codificado la totalidad de los 154 sonetos de Shakespeare, el trabajo original de Francis Crick y James Watson sobre la estructura del ADN, una fotografía en colores del Instituto Europeo de Bioinformática y un fragmento auditivo del famoso discurso de Martin Luther King "Yo tengo un sueño" en un trocito diminuto de ADN. Luego despacharon el ADN por correo (iba en un frasco sin empaquetamiento especial) de los Estados Unidos a Alemania, donde otros colegas pudieron descodificar el contenido, devolviéndolo a sus formatos originales de texto, visual y audio.
Los científicos sugieren que su técnica "podría con el tiempo ampliarse para crear una capacidad de almacenamiento que excedería en mucho la totalidad de la información digital almacenada en el mundo". Esa cantidad de información sería aproximadamente un zetabyte, ¡un fenomenal millón de millones de gigabytes! Más aun, afirman que la cantidad de ADN que cabría en una taza de café sería suficiente para almacenar 100 millones de horas de video de alta definición. Esta es una cantidad suficiente de video de alta definición para pasarlo continuamente, 24 horas al día, todos los días sin falta, por más de 10.000 años. Todo esto en una taza de café.
Para los que no creen en un Dios Todopoderoso que creó la vida y la diseñó para sus propósitos maravillosos, la existencia de esta fantástica molécula resulta difícil de explicar. Los científicos que exploran el origen de la vida sin tener en cuenta la posibilidad de un Diseñador Divino, se encuentran ante el dilema de "la gallina o el huevo", ya que las proteínas empleadas para leer el código de ADN son creadas mediante el código de ADN. La información detallada en el ADN no se puede leer sin la presencia de proteínas complejas y especializadas, diseñadas para la tarea de descodificarla. Al mismo tiempo, ¡las proteínas complejas y especializadas no se pueden crear sin las instrucciones detalladas que vienen almacenadas dentro del ADN!
Muchos bioquímicos se esfuerzan apasionadamente por generar una mítica y misteriosa historia de "creación sin Dios" en el laboratorio, buscando alguna situación posible en la cual moléculas portadoras de información pudieran unirse al azar y empezar a reproducirse. Hasta la fecha, sus esfuerzos han fracasado. Así como un complejo programa de computadora exige que haya un programador que lo escriba, también la presencia de la molécula de ADN con su extraordinaria riqueza informática en la base de todo ser viviente en la Tierra, clama a todos los que estén dispuestos a escuchar que la vida exige un diseño, ¡y ese diseño tiene que venir de un Diseñador de inteligencia suprema!
Con cada célula que lee los programas codificados en nuestro ADN, como cientos de billones de computadoras leyendo cientos de billones de discos duros cada segundo de cada día de nuestra vida, el fenómeno de nuestro cuerpo exige que creamos en un Creador. À medida que la ciencia revela más y más maravillas del cuerpo humano y de la vida en la Tierra, podemos elevar nuestras voces al lado del rey David de Israel, diciendo: "Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien" (Salmos 139:14).