En la vida de hoy, tan apresurada, confusa y llena de distracciones, a menudo no encontramos tiempo—o no hacemos tiempo—para pensar en lo que es realmente importante. Quizá, en ocasión del sepelio de algún ser querido, nos hayamos detenido a pensar cuán repentinamente podrían terminar los afanes y las carreras de la vida nuestra también.