¿Por qué hay confusión de género?

¿Es el género realmente una cuestión de elección? Las enseñanzas de Dios nos dicen que no lo es, y por razones muy importantes que le ayudarán a comprender Su plan para la humanidad.

Hace algunos años hubo un comercial muy tierno en la televisión y la radio, en el que un niño y una niña estaban conversando sobre tomar fotos. Una línea en el anuncio decía: "Puedes tomar fotos del sexo opuesto". Inocentemente, la niña le preguntó al niño: "¿Soy yo del sexo opuesto, o eres tú?" y provocaba una sonrisa. Hoy en día, algunas personas parece que no son capaces de distinguir.

Algunas cosas son tan obvias que no debería haber dudas sobre si son realidad o ficción.  Si es arriba o abajo, negro o blanco, caliente o frío. Los hechos físicos determinan la respuesta. Y, sin embargo, en los tiempos confusos y confabulados en que vivimos, algunas personas desafían lo obvio y adoptan un punto de vista alternativo, que no esta basado en hechos o verdades, sino en sus opiniones e imaginaciones.

En ninguna parte se demuestra esto más claramente que en el furor actual de la ingeniería social en la que una persona niega su género biológico y anuncia que "elige" ser del "sexo opuesto". El género de uno debe ser obvio. Pero, en estos tiempos políticamente correctos, negar los hechos o la verdad evidentes se ha declarado un derecho civil por los tribunales y los gobiernos federales de los Estados Unidos y, muchos otros países occidentales han optado la causa, intentando implementar por la fuerza regulaciones sobre cual de los baños públicos una persona puede usar. En las escuelas primarias, colegios, universidades e instalaciones deportivas, esto crea situaciones incómodas y potencialmente peligrosas para niños, adolescentes e incluso adultos. ¿Qué podría salir mal en estas situaciones antinaturales? ¡Mucho!

Hay rechazo a esta política antinatural y ridícula por parte de municipios, gobiernos estados y grupos religiosos, pero hay presión para implementar políticas de “no discriminación” basadas en la “identidad de género” en todos los niveles.

¿Por qué algo que está tan obviamente erróneo esta siendo impuesto a la sociedad por una pequeña minoría de individuos desviados? Si lo piensa a la luz de la Biblia, la respuesta es clara.

En Génesis dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27). Esto se repite en Génesis 5:2. Jesucristo, al tratar con los fariseos el asunto del divorcio, dijo esto: “pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios” (Marcos 10:6).

Entonces se vuelve obvio que negar el género de uno es negar al Creador y a Su creación. Como seres creados, Dios determinó nuestros géneros. Si las personas niegan que Dios existe y que Su palabra es verdad, entonces afirman que no hay reglas y que una persona puede sentirse libre de elegir un género o incluso negar que haya género. De hecho, la negación del Creador es también la razón subyacente del concepto universalmente aceptado de la “evolución de las especies”. La evolución es solo una teoría, fácilmente refutable ya que los "eslabones perdidos" necesarios para demostrar que es un concepto válido están totalmente ausentes. Sin embargo, las escuelas y universidades de este mundo lo enseñan como un hecho innegable, mientras ridiculizan el relato de la creación en la Biblia, e incluso ahora están haciendo lo mismo con el género.

Esto no es nuevo. El Apóstol Pablo lo vio en sus días y escribió elocuentemente al respecto en el libro de Romanos. “Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas… Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido” Continuando en el versículo 28, “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad… aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males” (Romanos 1:20–32).

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