Una dosis saludable de espiritualidad | El Mundo de Mañana

Una dosis saludable de espiritualidad

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¿Qué tanto esfuerzo invertiría usted en tener una buena salud? Quizás la mejor medicina no sea la que un médico o una tienda de vitaminas le da.

Estar sano y alcanzar su máximo potencial está en auge hoy en día. La popularidad de los gimnasios, las vitaminas y suplementos para la mente y el cuerpo, y las dietas también están en auge. Incluso la tecnología le ha sacado partida a esta tendencia con dispositivos que se adaptan a un estilo de vida consciente de la salud. La búsqueda de un "yo" mejor y más saludable ha generado interés en un área inesperada: la espiritualidad. La aparentemente incómoda relación entre la salud, el bienestar y la espiritualidad ha sido promovida por muchos.

Artículos e informes ocasionales de la comunidad médica sugieren que una forma de aliviar el estrés es conectar la espiritualidad con la salud. Dado que generalmente se considera que la religión ocupa solo un "rincón" de la vida de las personas, escuchar a los profesionales de la salud recomendar una buena dosis de espiritualidad para acompañar la dieta y el ejercicio es realmente sorprendente.

Una razón para esta recomendación es porque la espiritualidad ya no es sinónimo de religión (si es que alguna vez lo fue). Se le han dado muchas definiciones a la espiritualidad, y ahora a menudo se asocia, no con un sistema de creencias específico, sino simplemente con el camino para encontrar el sentido de la vida y conectar con algo más grande que uno mismo. Esta definición tan flexible es una de las razones por las que se sabe que los profesionales médicos y las personas que no se declaran religiosas, incluso ateas, respaldan "algún tipo de espiritualidad". Esto plantea una pregunta: ¿Cualquier tipo de espiritualidad beneficia la salud? ¿Debería este ser el objetivo final de las búsquedas y creencias espirituales?

El mundo ofrece muchas variedades de espiritualidad, e incluso usted podría crear la suya propia, como muchos sugieren. Algunos dirán "emprende tu propio viaje", "encuéntrate a ti mismo", "conecta con el mundo" o incluso simplemente "haz yoga". Si bien esta "creación de tu propia mezcla" de espiritualidad puede parecer atractiva, deberíamos pensarlo dos veces antes de abrazarla y abandonar la religión por completo.

Curiosamente, e incluso irónicamente, la etimología de la palabra religión implica una conexión entre religión y espiritualidad. “La raíz de la palabra es re-, que significa 'de nuevo', y lig-, que significa 'unir' o 'conectar' (como en la palabra ligamento). Por lo que, la traducción común de religión es 'unir de nuevo', 'reconectar'. Si esta derivación es correcta, entonces la palabra religión sugiere la unión de nuestro mundo natural y humano con el mundo sagrado" (Michael Molloy, Experimentando las Religiones del Mundo, 2013, p. 5).

Esto nos lleva a la esencia de la espiritualidad tal como se define en la Santa Biblia, que contiene el camino hacia la verdadera espiritualidad y sus consiguientes beneficios para la salud física, mental y emocional. La Biblia afirma claramente que “Dios es Espíritu” (Juan 4:24) y que El creó el mundo físico, incluyendo a todos los seres humanos, mediante su poder espiritual (Hebreos 11:3). El libro de Génesis revela que la humanidad disfrutó de un estrecho contacto con el Creador desde el principio (Génesis 1:26–2:25). Sin embargo, debido al pecado y la desobediencia a las leyes de Dios, la humanidad ha estado separada de Él. Los seres humanos han estado en gran medida separados de ese Espíritu vivificante debido a su continua desobediencia (Isaías 59:1–3). La verdadera espiritualidad implica estar en contacto con el Dios verdadero, Aquel que creó la vida en primer lugar. Cualquier tipo de espiritualidad que no tenga este propósito carece de verdadero significado y termina dañando más de lo que puede ayudar.

La verdadera espiritualidad también implica arrepentimiento (Hechos 17:30). Implica reconocer de dónde venimos y abrazar nuestro propósito aquí en la Tierra. Implica el deseo de vivir el camino de vida que Jesucristo, que Él mismo practicó cuando vivió como ser humano hace casi 2000 años atrás (1Juan 2:6; Mateo 4:4). Una vez que una persona se conecta con Dios a través de este proceso y continúa creciendo espiritualmente en rectitud, puede experimentar no solo los beneficios para la salud de la verdadera espiritualidad, sino también, en última instancia, la vida eterna (1 Timoteo 4:8; 1 Juan 2:25).

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