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"Y ellos vivieron felices para siempre. FIN" es la forma en que muchas historias de niños concluyen, otros libros, algunas películas, obras de teatro y narraciones narran el final con sólo esas palabras: "FIN" Todas las cosas físicas tienen un principio y un final”
Usted y yo tuvimos un comienzo. Fuimos concebidos y nacimos. El resto de la creación que vemos, todas las plantas y los árboles y las aves y las abejas, fueron creados y comenzaron a existir un día. Todos tuvimos un comienzo, y todos llegaremos a nuestro final físico.
David dijo en el Salmo 39: 4-5 "Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy. He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive". Esa afirmación es tan verdadera.
Cuando somos jóvenes y llenos de vitalidad, es muy difícil comprender "la medida de nuestros días". Tal idea es ajena a nuestro pensamiento, ya que acabamos de comenzar nuestras vidas. Pero cuando uno está en el camino descendente de la vida, comenzamos a entender la brevedad de la vida, a medida que los cambios físicos inevitables del envejecimiento se hacen evidentes con una claridad cada vez mayor.
Cuando les leemos una historia a nuestros hijos o nietos, y llegamos al final, decimos: "¡Fin!" Nos gustan especialmente las historias que dicen: "Y vivieron felices para siempre", porque implica la felicidad y que la vida sigue y sigue. Es un pensamiento muy agradable.
Cuando miramos hacia atrás y vemos los años que han pasado y nuestras experiencias en nuestra vida, pensamos "Parece que fue ayer", aun cuando los acontecimientos que recordamos ocurrieron hace décadas. Como una nube de vapor o una nube de humo, el tiempo llega y se va.
Leemos en Eclesiastés 7: 2 "Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete, porque ése es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón". A medida que envejecemos, nos enteramos de familiares y amigos de nuestra generación que han muerto. Esto nos hace pensar y considerar que el tiempo se nos va rápidamente para todos nosotros.
Si todo eso suena un poco deprimente, hay algo muy positivo que necesitamos entender. Dios "... ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin" (Eclesiastés 3:11).
¡Queremos seguir viviendo! ¡No queremos morir! ¡Queremos vivir para siempre! Algunos buscan la muerte para escapar del dolor extremo y la miseria, pero preferimos estar bien y seguir viviendo. La eternidad está en nuestros corazones. Y es Dios quien lo puso en nuestros corazones por una razón.
Dios tiene un gran plan y está trabajando para terminarlo. Él comenzó su plan en el principio y Él continuará trabajando hasta el final, hasta que lo termine. Jesucristo es "el Alfa y la Omega, Principio y Fin" (Apocalipsis 1: 8). Cristo regresara a establecer su reino, y "Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre..." (1 Corintios 15:24). Pero ese "fin" es un nuevo comienzo. " y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin" (Lucas 1:33, Isaías 9: 7).
Y eso es verdaderamente una noticia maravillosa porque "hay eternidad en nuestros corazones" y queremos vivir para siempre. ¡Es una historia verdadera maravillosa! ¡La mejor historia que ha existido! Es la historia del increíble futuro que nos espera a todos nosotros. Y si hacemos lo que Dios dice, todos podemos "vivir felices para siempre" por los siglos de los siglos. ¡Para descubrir más acerca de este apasionante tema, lea nuestro folleto, El misterio del destino humano!