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La cruz es uno de los símbolos cristianos más usados en el mundo. ¿De dónde vino? ¿La usaban los discípulos de Cristo?
Aunque es cierto que la cruz se ha tenido como el ícono cristiano más esencial, su verdadero origen no tiene nada que ver con el cristianismo original. Es muy extendida la idea de que Jesucristo murió clavado en una cruz en forma de T, como la que tanto se usa en la actualidad, pero no hay pruebas verdaderas de que así fuera. La Biblia no trae ninguna descripción del madero en el cual clavaron a Cristo. La palabra empleada en la Biblia es stauros (Hechos 5:30; 10:39; 13:28-29), que simplemente significa un poste vertical, a veces con otro madero horizontal, pero a veces no, una estaca e incluso un árbol. Los romanos aplicaban diferentes variantes en la ejecución de criminales.
La Biblia no hace ninguna mención de una cruz o crucifijo como objeto que se lleve puesto, se cuelgue, se canonice ni que reciba algún otro trato especial entre los cristianos o entre los que se decían seguidores de Cristo. La historia y la arqueología tampoco tienen mucho que decir sobre este punto. Muchas narrativas que mencionan la cruz o su uso aparecen solamente en escritos apócrifos o en fuentes que datan de varios siglos después de la muerte de Jesucristo.
La historia nos muestra que el símbolo de la cruz es anterior al cristianismo, y se encuentran variantes en el arte y la religión paganas desde la antigüedad. Por ejemplo, el Museo Británico tiene una estatua asiria del hijo del rey Samsi-Vul que lleva puesta una cruz maltesa casi perfecta. Hay dioses griegos como Diana y Baco que figuran con cruces y que tienen mucho en común con las representaciones posteriores, en la Edad Media, de la virgen María.
Desde América Latina hasta Egipto y el Oriente se han encontrado cruces en forma de asa o "cruz egipcia", con la parte superior en forma de lazo, crucifijos verticales e incluso formas parecidas a la esvástica. Hay una letra del alfabeto semítico parecida a una cruz, que data aproximadamente del año 1500 antes de Jesucristo. En cuanto al cristianismo, considerando que las leyes divinas y las enseñanzas de Jesucristo y sus discípulos condenan rotundamente el empleo de íconos e imágenes para representar a Dios o a Cristo, los cristianos fieles y seguidores sinceros de estas enseñanzas no habrían empleado tales íconos en el culto.
En los primeros siglos de nuestra era, muchos que se llamaron cristianos, tomaron el nombre de Cristo pero de hecho se guiaban por religiones paganas, las cuales influían en ellos hasta el punto de arrastrarlos a la apostasía. Es muy posible que se hayan portado formas de la cruz como señal de reverencia a Cristo, pero el primer uso "cristiano" oficial de este símbolo no apareció hasta el año 312 después de Jesucristo, en tiempos del emperador Constantino. Constantino aseguró que había tenido una visión de algún tipo de cruz, probablemente un objeto similar formado por una P y un símbolo en forma de X unidos para representar el nombre de Cristo en griego; ¡y dio la orden de colocarlo en los estandartes de su ejército para conquistar a sus enemigos! En lo que parece ser un ardid de motivación puramente política para apoderarse del sistema "cristiano" apóstata, cada vez más extendido en la Roma en ese entonces, Constantino se valió de este símbolo para asociarse con la divinidad y convertir su versión del cristianismo en la religión del estado en el Imperio Romano.
Sin embargo, ese símbolo también estaba ligado a fuentes paganas antiguas, y no hay evidencia alguna para respaldar el argumento de que se usaba entre los cristianos antes del siglo cuarto. Si la Biblia no tiene ninguna descripción del tipo específico de stauros o cruz que se empleó en la crucifixión, los cristianos deben concentrarse más bien en el significado del sacrificio de Cristo. El hecho de que la cruz tradicional saliera del paganismo debe hacernos pensar. La Biblia prohíbe usar íconos e imágenes como parte de nuestra adoración de Dios.
En Éxodo 20:3-5 Dios le ordena a su pueblo no inclinarse ente una imagen tallada. Esta advertencia la desatienden quienes se arrodillan delante de un crucifijo en sus observancias religiosas. El Nuevo Testamento repite estas instrucciones, cuando el apóstol Juan exhorta así a los cristianos: "Guardaos de los ídolos" (1 Juan 5:21).