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El presidente Duterte de Filipinas recientemente declaró que “si China y Rusia deciden crear un nuevo orden mundial, él sería el primero en unirse a ellos y abandonar la ONU” (Wall Street Journal, 17 de noviembre de 2016). “El presidente Recep Tayyip Erdogan dice que Turquía no debe ‘obsesionarse’ con su adhesión a la UE y ha reiterado la idea de unirse a Rusia y China en un grupo de seguridad eurasiático” llamado la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) (The Saudi Gazette, 21 de noviembre de 2016). Este incierto bloque económico y de seguridad está “liderado por Rusia y China. Otros miembros son Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán” (ibídem). La declaración de Turquía fue recibida con optimismo por funcionarios rusos y chinos con la esperanza de que Turquía se mueva en esa dirección (Daily Sabah, 21 de noviembre de 2016). India y Pakistán también se unirán formalmente a la OCS en su próxima cumbre y se espera que desempeñen papeles claves en la “cooperación militar entre los estados miembros”, que “incluye intercambio de inteligencia, operaciones antiterroristas en Asia Central y trabajo conjunto contra el terrorismo cibernético, entre otras cosas. Es visto por algunos como un contrapeso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) dirigida por Estados Unidos” (Deutsche Welle, 22 de noviembre de 2016). Durante mucho tiempo las profecías bíblicas han predicho el surgimiento de una superpotencia asiática del tiempo del fin capaz de producir un enorme ejército que finalmente contenderá contra el poder de la bestia europea estacionada en Jerusalén (Daniel 11:44; Apocalipsis 9:13-17). La OCS podría contribuir a la formación de esta profetizada superpotencia oriental. Para aprender más sobre el desafío de Asia al occidente, lea nuestro artículo “¿Será este el siglo de China?”