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Durante el siglo veinte varios polvorines se encendieron en el mundo. Pero al inicio de un nuevo milenio, la atención de todos se ha centrado en el Oriente Medio, especialmente Jerusalén y el monte del Templo.
Esto no sorprende a quienes están familiarizados con la profecía bíblica. Decenas de profecías indican que Jerusalén predominará en los titulares de la prensa en los días previos al regreso de Cristo y al final de esta era. La profecía bíblica no solo revela los asombrosos detalles del futuro de Jerusalén sino el verdadero significado de los hechos que ahora mismo están ocurriendo en esta ciudad sagrada para judíos, cristianos y musulmanes.
En años recientes han sido incontables las negociaciones emprendidas y las oraciones elevadas en pro de la paz en el Oriente Medio. Pero todos estos han sido esfuerzos fallidos… ¡tal como se ha predicho en la Biblia! Hace más de 2.500 años el profeta Zacarías escribió: “En aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados” (Zacarías 12:3). Jerusalén viene cumpliendo esta profecía desde hace casi un siglo. Gran Bretaña, Israel y los Estados Unidos han intentado traer la paz a esta ciudad y a esta región; pero todos han fracasado. Ahora los europeos, los rusos, el Papa y aun las Naciones Unidas desean resolver este problema de siglos. Según la profecía bíblica todos los que intenten van a fracasar ¡hasta que Cristo regrese!
Zacarías consignó otra profecía para los tiempos del fin: “He aquí, el día del Eterno viene… Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad” (Zacarías 14:1-2). Esta profecía parece estar a punto de cumplirse. Jerusalén fue asolada por los babilonios alrededor del año 600 antes de Cristo y por los romanos en el año 70 después de Cristo. Más tarde los árabes, seguidos por los turcos otomanos, controlaron la ciudad. Pero la conquista y desolación final se producirán a manos de “todas las naciones”, quizás una liga de naciones árabes, un ejército europeo o las fuerzas de las Naciones Unidas. En ocasiones anteriores, la ciudad entera fue sitiada, conquistada y asolada; pero en los últimos días solamente la mitad de la ciudad irá en cautiverio. Podría muy bien tratarse de la mitad judía, porque según Apocalipsis 11:2: “Los gentiles hollarán la ciudad santa por cuarenta y dos meses”; y en Daniel 11:45, refiriéndose al Rey del Norte, o futura bestia profética, dice que plantará las tiendas “en el Monte glorioso y santo” (ver Biblia de Jerusalén). En Jerusalén se están conjugando condiciones propicias para el cumplimiento de tales profecías en un futuro cercano.
Jeremías hace otra advertencia profética a los habitantes de Jerusalén: “Los entregaré para terror a todos los reinos de la Tierra” (Jeremías 15:4). Jerusalén se ha visto dominada por naciones individuales en diferentes momentos, pero jamás por todos los reinos de la Tierra. Ahora bien, si las fuerzas de paz de la ONU entran en la escena, esta profecía tendría un cumplimiento notable. La ONU representa a 185 naciones, y hoy se está discutiendo seriamente una petición palestina ¡en el sentido de que entren fuerzas de la ONU a Jerusalén! La Biblia también revela que el futuro asolamiento de Jerusalén ocurrirá súbitamente a manos de una multitud de naciones (Jeremías 6:26; 15:8; Isaías 29:5; 30:13).
Jesucristo reveló un significado aún más importante de estas profecías del Antiguo Testamento. Cuando sus discípulos le preguntaron: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mateo 24:3), Jesús dijo: “Cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado” (Lucas 21:20). Y añadió que “Jerusalén será hollada [pisoteada] por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lucas 21:24). La Biblia indica que esta dominación de Jerusalén, por parte de los gentiles, en los tiempos del fin durará 42 meses, es decir, tres años y medio (ver Apocalipsis 11:2; Ezequiel 30:3). La actual petición de que intervengan fuerzas de las Naciones Unidas en Jerusalén podría ser un preludio a dicho tiempo profetizado de dominio de los gentiles.
La idea de someter a Jerusalén a una administración internacional ha sido intención de la ONU desde 1948. Tal idea está logrando más acogida hoy, y este hecho, unido a muchos otros sucesos profetizados para el tiempo del fin, ¡debe alertarnos al verdadero significado de los tiempos en que vivimos! (ver Mateo 16:3; 24:32-34).
El monte del Templo es un punto central de interés religioso por parte de tres grandes religiones. Sitio antiguo del templo de Salomón y del templo de Herodes en tiempos de Cristo, el templo está vedado ahora para los judíos, quienes no pueden adorar allí. Ahora ¡el lugar está ocupado por el domo de la Roca de los musulmanes! Se ha dicho que el monte del Templo es “el punto más volátil sobre la faz de la Tierra”. Las profecías bíblicas indican que poco antes del regreso de Cristo se producirán hechos importantes en el monte del Templo. Para quienes tienen ojos para ver, tales sucesos serán una advertencia ¡de que el fin de esta era actual está cerca!
Las profecías bíblicas describen a dos personajes que aparecerán en el escenario mundial en los tiempos del fin (ver Apocalipsis 20:10). Uno es una figura política tan poderosa como persuasiva denominada la bestia (ver Apocalipsis 13:1-10; 17:12-13). La otra es una figura religiosa de gran influencia conocida como el falso profeta o el hombre de pecado (ver Apocalipsis 13:11-18; 2 Tesalonicenses 2). La Biblia revela que estos pondrán los ojos en Jerusalén, y especialmente en el monte del Templo. Estos dos líderes, inspirados por Satanás, gestionarán dos sucesos mencionados en las Sagradas Escrituras. Por una parte, se suspenderán los sacrificios diarios y por otra parte se profanará el santuario (ver Daniel 8:11-13; 9:27; 11:31; 12:11; 2 Tesalonicenses 2; Apocalipsis 13). Estas dos acciones han de ocurrir en Jerusalén inmediatamente antes del regreso de Cristo (Mateo 24:15; Marcos 13:14). Ahora bien, para que se puedan suspender los sacrificios diarios, ¡es preciso que estos comiencen! ¡Y para que se pueda profanar un santuario, es necesario que este se establezca!
Ya están bien avanzados en Jerusalén planes que pueden llevar al cumplimiento de estas antiguas profecías. Desde 1967, eruditos judíos han estado estudiando la ubicación de los templos anteriores en el monte del Templo. Igualmente, han estado seleccionando y formando sacerdotes y han estado preparando las vasijas necesarias para reinstituir los sacrificios diarios. Todo lo que falta es un lugar dónde erigir el santuario y permiso para comenzar los sacrificios, cosas que, según indica la Biblia, ¡han de suceder poco antes del final de la era actual!
Daniel escribe acerca de un futuro en el cual serán detenidos los sacrificios 1.290 días antes del regreso de Cristo (Daniel 11:12, ver Biblia de Jerusalén). Las acciones de Antíoco Epífanes, en el año 168 antes de Cristo, parecen ser un prototipo de lo que ocurrirá en el tiempo del fin. Antíoco pretendió exterminar la religión judía colocando un ídolo pagano en el templo y ofreciendo sangre de cerdo en el altar. Las Sagradas Escrituras muestran a la futura bestia y al falso profeta cumpliendo acciones similares. Describen al falso profeta como alguien que se opone activamente a la religión bíblica y “se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Tesalonicenses 2:4). Estos hechos, previstos hace muchísimo tiempo, ocurrirán en Jerusalén poco antes de la segunda venida de Cristo. Millones de personas, desconociendo lo que implican tales hechos, se dejarán engañar. Sin embargo, el engaño tocará a su fin, Jerusalén será liberada y por fin se impondrá la paz cuando Jesucristo venga a establecer el Reino de Dios (Zacarías 12:7-9; 14:3-11).
Usted no tiene por qué dejarse engañar ante esos hechos cruciales, si comprende lo que la Biblia revela claramente acerca de los tiempos del fin. Estudie la Biblia, observe los acontecimientos mundiales, solicite nuestras publicaciones gratuitas, y siga leyendo El Mundo de Mañana, ¡en cuyas páginas la profecía cobra vida!