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Cuando usted oye hablar de profecía, inmediatamente le hace pensar en el futuro. Aquellos de nosotros que creemos que la Biblia es la palabra inspirada de Dios a menudo nos enfocamos en las profecías acerca de la futura intervención de Dios en los asuntos del mundo, para animarnos en este mundo turbulento.
Revisando las escrituras acerca del regreso de Jesucristo (Apocalipsis 7), la resurrección de los santos (1 Corintios 15) y el establecimiento del reino de paz de Dios sobre la tierra (Isaías 2) es un estudio alentador en la verdadera esperanza para la humanidad.
Si bien este enfoque es bastante apropiado, también es útil recordar que la profecía bíblica se ha cumplido a lo largo de la historia, incluso en el pasado reciente. Hace 50 años, la pequeña nación de Israel ganó un conflicto conocido hoy como la "Guerra de los Seis Días". El resultado trascendental de esta guerra nos muestra un aspecto de cómo Dios cumplirá su plan al final de la era.
A principios de 1967, el mundo observó con creciente preocupación que Siria, Egipto y (en menor grado) Jordania tuvieron gestos provocativos contra Israel. La Israel moderna era una nación relativamente joven establecida en 1948, en parte para dar al pueblo judío su patria histórica después de la atrocidad del Holocausto. Desde el primer día, los judíos tuvieron que luchar. La antigua tierra de Israel había estado ocupada durante siglos por muchas naciones diferentes, y había estado bajo el control otomano hasta el final de la Primera Guerra Mundial.
Después de la Primera Guerra Mundial, los británicos tomaron el control de Palestina del Imperio Otomano y comenzaron a alentar a los judíos a regresar a su patria bíblica. A medida que los judíos crecieron en número, comenzaron a exigir la independencia del Imperio Británico, a pesar de que los británicos mantuvieron la paz, aunque imperfectamente, entre los judíos y los árabes que vivían allí. Sin embargo, Gran Bretaña aceptó retirarse, y los árabes y los judíos rápidamente entraron en guerra en 1948. Los judíos tuvieron éxito, pero las naciones árabes alrededor de ellos se enfurecieron cuando los palestinos fueron expulsados de las áreas que los judíos habían recibido o que habían conquistado.
Estos sentimientos se intensificaron durante los siguientes años, mientras ambos bandos continuaban armándose. Los países árabes buscaron ayuda de la Unión Soviética, mientras que Israel se alió con los Estados Unidos y Europa Occidental. Los judíos sintieron que no podían permitirse perder, y se prepararon sin descanso para cualquier conflicto eventual. En 1967, cuando se hizo evidente que la guerra era inevitable, Israel actuó rápidamente y en forma decisiva. Su ataque sorpresa destruyó la mayor parte de las fuerzas aéreas de Egipto, Siria y Jordania en cuestión de horas, mientras que sus unidades terrestres fueron a la ofensiva. En seis días, Egipto perdió la Franja de Gaza y la Península del Sinaí, Siria perdió los Altos del Golán, y Jordania perdió Cisjordania. Israel se sorprendió con su propio éxito, a pesar de su preparación y decisión.
Y mientras que la velocidad de los acontecimientos tomó a la mayoría de la gente fuera de guardia, aquellos que estudian sus Biblias se centraron en una profecía importante que se cumplió en aquel tiempo, más allá de todos los otros éxitos, Israel también conquistó la ciudad de Jerusalén. Aun cuando se había establecido como nación en 1948, Israel no tenía el control completo de Jerusalén, la ciudad más sagrada de los judíos. Los musulmanes también creen que Jerusalén es una ciudad santa, al igual que muchos cristianos. Sin embargo, desde el surgimiento del Islam, Jerusalén ha estado (en su mayor parte) bajo control musulmán.
Sin embargo, la palabra de Dios declara que Jerusalén jugará un papel particular al final de esta era debido a la presencia del pueblo judío. Zacarías 12:1-3 declara que Jerusalén será perturbada, pero dejará perplejas a las naciones que lo hagan. Los que buscan hacerle daño la encontrarán como una "piedra pesada", mientras que otros la encontrarán como "una copa de embriaguez". Y Jerusalén está profetizada como un sitio de grandes batallas al final de esta era. Zacarías 14:1-2 muestra que todas las naciones eventualmente atacarán y se apoderarán de Jerusalén. Sin embargo, de manera extraña, sólo tomarán la mitad de la ciudad cautiva. Hoy podemos ver de qué manera se puede cumplir esta profecía: La mitad de la ciudad que es población judía, será llevada cautiva mientras que a la mitad de la ciudad que es árabe se le permitirá permanecer. Esta profecía sólo tiene sentido cuando se habla de una época en que Jerusalén tendría una población mixta y cuya mitad es judía.
Esa profecía se cumplió en parte en la Guerra de los Seis Días de una manera remarcable al dar a los judíos control sobre la ciudad de Jerusalén. Aunque hay muchas profecías por cumplirse, los que creemos en la Biblia debemos recordar que la mano de Dios ha estado guiando los asuntos mundiales para acercarnos más al final de esta era.