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Los arqueólogos que excavaron cerca del monte del Templo en Jerusalén recientemente desenterraron pequeñas piezas de arcilla impresas (bullae) que llevan el sello del rey Ezequías y el nombre de Isaías (Biblical Archaeology Review, marzo-junio de 2018). A la bulla de Isaías le faltaba una pieza que puede haber tenido una letra adicional. Dependiendo de esa letra faltante, la bulla podría haber declarado plausiblemente que se trataba de Isaías “el profeta”. Actualmente los investigadores no pueden determinar si el Isaías en la bulla es Isaías el profeta o uno de los oficiales del rey también llamado Isaías.
El nombre del rey Ezequías aparece en 17 de los 32 versículos en los que se menciona a Isaías en el Antiguo Testamento. También es importante tener en cuenta que las bullae con los nombres de Ezequías e Isaías fueron encontradas a una distancia de tres metros (10 pies) una de la otra en el sitio de excavación.
No sabemos si este Isaías era verdaderamente el profeta Isaías. Sin embargo, para los escépticos que ven la Biblia como una fantástica colección de fábulas, este hallazgo es otro clavo en el ataúd de su escepticismo. Muchos escépticos continúan refiriéndose a la antigua nación de Israel y sus reyes como mitos de la Biblia. Sin embargo, a lo largo de las décadas, la creciente evidencia arqueológica apoya la veracidad e historicidad del texto bíblico. Al menos, este hallazgo sitúa el nombre de Isaías junto a la figura real e histórica del rey Ezequías, demostrando como mínimo, que el uso del nombre de Isaías fue contemporáneo con este rey. Dado al creciente conjunto de pruebas, los escépticos de la Biblia son un ejemplo de los que Pablo describe a Timoteo como personas que: “siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2 Timoteo 3:7). También recuerda la condenación de Dios a las naciones modernas de descendencia israelita, que tienen la tendencia a “[desechar] el conocimiento” que no aceptan (Oseas 4:6). Para más información sobre la creciente evidencia que respalda la validez de la Biblia, lea La Biblia: ¿realidad o ficción?