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The Guardian recientemente informó sobre un estudio de agua del grifo de 44 lugares en 31 estados y Washington DC, que encontró niveles peligrosos de sustancias de perfluoroalquilo o PFAS (22 de enero de 2020). Estas sustancias a veces se denominan “sustancias químicas para siempre” porque no se descomponen en el medio ambiente. Según el informe, las PFAS provienen de productos como el teflón y el Scotchguard, así como de la espuma para combatir los incendios, y algunas se han relacionado con “diferentes tipos de cancer, daño hepático, bajo peso al nacer y otros problemas de salud”. Esta nueva investigación sugiere que el estimado hecho en el 2018 del número de personas contaminadas por PFAS (110 millones) fue probablemente demasiado bajo.
De las 44 ciudades analizadas en Estados Unidos, solo el agua del grifo de Meridian, Misisipi no tenía ningún PFAS detectable, y solo Seattle, Washington y Tuscaloosa, Alabama, tenían contaminación en niveles inferiores a 1 parte por billón.
Dios creó el suelo y la roca para que fueran sistemas de filtración fantásticos, diseñados para filtrar naturalmente microorganismos y otras sustancias. Sin embargo, las sustancias químicas hechas por el hombre como PFAS, a menudo no son sustancias de origen natural. Algunas de ellas no se descomponen en el medio ambiente y con frecuencia son demasiado pequeñas para ser atrapadas por el sistema de filtración natural de la creación. Es interesante que las profecías bíblicas también adviertan sobre la calidad del agua al fin de esta era: “He aquí que yo les hago comer ajenjos, y les haré beber agua de hiel; porque de los profetas de Jerusalén salió la hipocresía sobre toda la tierra” (Jeremías 23:15). Aún cuando el tono de la profecía es espiritual, también puede haber paralelos físicos, como vemos hoy cuando introducimos descuidadamente sustancias químicas en el medio ambiente que normalmente no se eliminan por medios naturales. Para más información sobre cómo Dios va a lidiar con esta situación, lean “¿Cómo se va a restaurar la Tierra?”