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El proyecto de ley canadiense C-6 se encuentra ahora en la Cámara de los Comunes. Este proyecto de ley ampliamente redactado criminalizaría cualquier intento de “terapia de conversión” que tenga como objetivo ayudar a hombres y mujeres a continuar o regresar a su género biológico. De aprobarse, el proyecto de ley también convertiría en un delito para cualquier persona, incluidas las iglesias, los ministros y los consejeros cristianos, alentar a cualquier persona menor de 18 años a valorar el género que Dios le dio y a rechazar las presiones de confusión sexual y de género que nuestra sociedad secular les esta fomentando.
El proyecto de ley propuesto estaría dirigido no solo a aquellos que proporcionan el asesoramiento, sino también a los que apoyan el asesoramiento. La condena podría resultar en una pena de cinco años de prisión para cualquier persona que proporcione dicho asesoramiento, a menos que sea solicitado directamente por un adulto. La definición del proyecto de ley de “terapia de conversión” es tan amplia que combina la asesoría religiosa y la psicológica legítima con ideas que desde hace tiempo han sido desacreditadas, afirmando sin fundamento que cualquier intento de ayudar a una persona a superar la confusión de género o manejar los deseos sexuales no deseados es peligroso.
Los motivos que justifican un proyecto de ley de este tipo provienen de la suposición de que no existe una base biológica o moral para el sexo y el género. Este razonamiento rechaza la realidad biológica objetiva y el hecho de que Dios existe y que hizo al ser humano varón y hembra con funciones diferentes en el matrimonio y la familia. Los autores del proyecto de ley no saben que sus ideas provienen del “dios de este siglo” (2 Corintios 4:4) “el cual engaña al mundo entero” haciéndolo creer mentiras (Apocalipsis 12:9, Juan 8:44). Satanás sabe que cuando nos apartamos de las leyes y el camino de vida de Dios, nos confundimos y nos perturbamos. Isaías profetizó acerca de las naciones del fin de esta era: “Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente” (Isaías 1:5). Isaías también advirtió que en los postreros días los valores tradicionales cambiarían drásticamente: “a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo” (Isaías 5:20). La legislación propuesta en Canadá es solo un ejemplo de la promoción de perversiones en nuestras sociedades, que una vez fueron nominalmente “cristianas”. ¿Cómo debe alguien con valores bíblicos ver lo que está sucediendo hoy? Lean “Rechazando los caminos perversos”.