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Hace dos semanas, la erupción de un volcán submarino cerca de las costas de Tonga esparció cenizas a decenas de miles de pies (20 kilómetros) en el aire, y ocasionó olas de tsunami a lo largo de miles de millas del Océano Pacífico (New York Times, 15 de enero de 2022). Debido a la erupción se emitieron advertencias de tsunami a los países de la costa del Pacífico y a lo largo de toda la costa oeste de los Estados Unidos, donde se les dijo a los residentes que evitaran las zonas costeras bajas. El ruido de la explosión de la erupción se escuchó a 1,430 millas (2,301 kilómetros) hasta Nueva Zelanda.
Se estima que la ola del tsunami que golpeó la capital de Tonga, Nuku'alofa, era de cuatro pies (1,2 metros) de altura. En Japón, algunas olas llegaron a casi tres metros (9 pies) de altura (CNN, 17 de enero de 2022). En California y Alaska, las olas llegaron a casi cuatro pies (1,2 metros) de altura, y en Oregón y Washington llegaron a casi un pie (menos de un metro) de altura (Forbes, 15 de enero de 2022). En un día la nube de ceniza llegó hasta Australia, impidiendo el despegue de algunos aviones. La erupción volcánica, aunque ocurrió bajo el agua, fue la más grande registrada en 30 años. En Tonga, la situación es grave.
Sin embargo, de alguna manera, esta erupción fue relativamente pequeña en su impacto en comparación con acontecimientos similares en el pasado. El terremoto de Sumatra en 2004 generó una ola de 100 pies (30 metros) de altura a través del Océano Índico matando a más de 230.000 personas. El daño potencial que pueden causar los terremotos, las erupciones volcánicas y los tsunamis puede ser enorme. En cuestión de horas, un tsunami de varios metros de altura podría inundar las regiones costeras alrededor de todo el cinturón de Fuego del Pacífico, matando a millones de personas. Las profecías bíblicas predicen tales acontecimientos durante “el día del Señor”. Este período de un año, justo antes del retorno de Jesucristo, traerá múltiples desastres, incluyendo acontecimientos en el mar que destruirán una tercera parte de los barcos en el océano (Apocalipsis 8:8–9). Esta reciente erupción y el posterior tsunami nos dan una idea de acontecimientos dramáticamente mayores que ocurrirán justo antes del retorno de Cristo. Para más información sobre esos acontecimientos, vean “El misterioso día del Señor”.