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Pakistán está experimentando graves inundaciones, junto con una serie de otros desafíos (Reuters, 22 de septiembre de 2022). Cientos de miles de personas han sido desplazadas y viven en llanuras abiertas, ya que las inundaciones cubren grandes extensiones de tierra. Los expertos predicen que podría tomar de 2 a 6 meses para que las aguas de las inundaciones se desvanezcan por completo. Como resultado del agua estancada, los mosquitos se reproducen rápidamente y la malaria se está propagando. Solo la semana pasada, se reportaron más de 44.000 nuevos casos de malaria. Actualmente, una de cada cuatro personas a las que se les hace la prueba para malaria dan positivo.
Al carecer de agua potable, las personas beben agua estancada para mantenerse con vida. Esto producirá enfermedades intestinales y posteriormente la muerte, especialmente entre los ancianos y niños pequeños. La fiebre tifoidea también se está propagando rápidamente. Las recientes inundaciones han afectado a 33 millones de personas en Pakistán. La ayuda tarda en llegar, y algunos estiman que se necesitarán $30 mil millones de dólares para restaurar la situación a la normalidad.
Ni el gobierno de Pakistán ni sus habitantes rurales están equipados para manejar extensas inundaciones. Aunque los líderes de la nación han prometido algunos fondos para alimentos y agua, el dinero y los suministros escasearán. Y se pronostica que las catástrofes climáticas mundiales continuarán en los próximos años. En última instancia, es el Creador quien controla el clima, y cuya mano amiga tenemos que buscar en tiempos como los que enfrenta Pakistán. En la Biblia, Dios asocia la “lluvia en su tiempo” con el cumplimiento de Sus leyes (Levítico 26:4) y las consecuencias negativas por ignorar esas leyes (Levítico 26:14–16, 31–32). Al ser testigos del sufrimiento catastrófico en todo el mundo, tenemos que orar: Venga tu reino (Mateo 6:10). Para más información sobre este Reino venidero que Jesucristo establecerá a Su regreso, lean El maravilloso mundo de mañana.