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¡Qué vuelco tan impresionante! En febrero, tres días después de la invasión de Ucrania por Rusia, Vladimir Putin hizo lo que varios presidentes de Estados Unidos y de otros países no han logrado: ¡Convencer a Alemania de rearmarse! El señor Olaf Scholz anunció que su país invertirá 100 mil millones de euros, además del 2 por ciento del PIB, para modernizar su equipo militar. La infraestructura de la Bundeswehr tardará varios años en convertirse nuevamente en una fuerza armada convincente, pero se prevé que una de sus compras principales serán bombarderos F-35, con capacidad para llevar armas nucleares.
Tras publicar el primer anuncio promocional para el reclutamiento militar de la Bundeswehr, enseguida del anuncio del Canciller, el medio de difusión Deutsche Welle planteó el tema obvio: “Dos guerras mundiales y dos dictaduras en el siglo 20 han generado en Alemania una profunda desconfianza en todo lo militar. El hecho de que se puedan presentar soldados uniformados, como algo normal en la vida diaria, puede interpretarse como un cambio imponente: A raíz de la guerra en Ucrania, Alemania está reconciliándose con las fuerzas militares… y quizá preparándose para conflictos en el futuro” (La Guerra en Ucrania y el cambio paradigmático alemán, 24 de agosto del 2022).
Para el mundo, esta noticia fue impresionante, pero no así para nosotros en El Mundo de Mañana. La manera como ocurrió sí fue sorprendente, pero no el hecho de que ocurriera. ¿Por qué razón?
Por lo menos una cuarta parte de la Biblia se compone de profecías. ¿Por qué será que tan pocas iglesias enseñan sobre la profecía? ¿Por qué será que los pastores y sacerdotes descuidan la cuarta parte del libro que dicen representar? La mayoría de las personas van a lo fácil y hacen caso omiso de lo que exige más esfuerzo. Y sin duda, parte de la profecía bíblica, aunque no toda, es difícil de entender. Más aún: hay partes casi imposibles de entender para quienes desconocen la llave de la profecía.
El libro de Daniel nos da dos de estas claves esenciales. La primera es que muchas profecías se comprenden solamente en el tiempo que Dios disponga. Cuando Daniel preguntó: “Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas?” La respuesta fue: “Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin” (Daniel 12:8-9). Hay abundantes indicios que ya estamos en ese tiempo: El tiempo del fin. También nos enteramos por Daniel de la segunda clave esencial: “Ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán” (v. 10).
Aunque acertáramos en cuanto al tiempo, aún no podríamos comprender ciertas predicciones bíblicas importantes si no estamos obedeciendo a Aquel que las dio. Por mucho que una persona estudie la profecía bíblica, no podrá entender el panorama general si carece de esta clave importantísima, cosa que resulta problemática para la mayoría. Desean comprender, quizás asistan a servicios religiosos todas la semanas, quizá crean muy sinceramente que caminan en justicia. Pero, ¿acaso es así según la Biblia? Dios da su Espíritu a quienes le obedecen (Hechos 5:32). David explicó: “Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia” (Salmos 119:172). Y el apóstol Juan escribió: “Este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3).
Hay también una tercera clave para entender las profecías de la Biblia: La identidad de las naciones actuales. La Biblia prevé el futuro de naciones como Egipto, Etiopía y la pequeña nación de Judá que se llama Israel. Pero, ¿qué de los grandes protagonistas en el escenario mundial actual; como Estados Unidos, Rusia, China, el Reino Unido, Francia y Alemania? La Biblia habla de acontecimientos que van a sacudir al mundo al final de esta era. Dice que la tercera parte de la humanidad morirá en una futura guerra. Habla de un ejército de 200 millones. ¿De dónde vendrán? La Biblia lo revela. Habla de “la bestia” y de un gran “falso profeta”. ¿Qué representan? ¿Quiénes son? Aunque no los nombra específicamente, la Biblia no nos deja a oscuras, sino que señala adónde debemos buscar.
No se trata de sucesos pequeños. En ellos estarán envueltas las grandes naciones. ¿Acaso el Dios que nos advierte de lo por venir haría caso omiso de esas naciones? La respuesta es ¡que no hace caso omiso! El problema está en que sus nombres han cambiado con el tiempo. La identidad de esas naciones es una de las claves para entender.
Rod McNair, evangelista, redactor y presentador de programas de El Mundo de Mañana, ha escrito un nuevo folleto conjuntamente con el doctor Douglas S. Winnail, también redactor de El Mundo de Mañana. El título es: Alemania en profecía. Muchos se sorprenderán al saber que Alemania figura en las páginas de la Biblia, pero con otro nombre. La conexión entre la antigua nación de Asiria y la actual Alemania es firme. Según la Biblia, Asiria no ha desaparecido, sino que cumplirá un papel protagónico en las profecías del tiempo del fin. De ahí que quienes conocemos la identidad bíblica de Alemania, no nos sorprende que surgiera de los escombros de la Segunda Guerra Mundial, se convirtiera en potencia económica, y se rearme.
Ofrecemos por primera vez este nuevo folleto: Alemania en profecía, a todos los suscriptores de El Mundo de Mañana. Está recién publicado, y para recibir un ejemplar gratuito basta enviar un correo solicitándolo a: [email protected]. ¡Eso es todo! No olvide solicitar este recurso, donde se identifica a la poderosa nación que en el futuro cercano afectará de manera dramática la vida de usted y de sus seres queridos. Como ya saben, todas nuestras publicaciones son gratuitas. Creemos en las palabras de Jesús: “Gratis lo recibís, dadlo gratis” (Mateo 10:8, Nácar Colunga).
Las personas pensantes saben que nuestro mundo se halla en una encrucijada. Las viejas alianzas se derrumban y se forman otras nuevas. Estados Unidos, que ha mantenido unido al mundo durante más de 75 años en la era nuclear, está más dividido y despierta menos confianza que nunca. Internamente, el crimen va en aumento, no hay fronteras seguras y se ha convertido en la nación más endeudada de la historia. En lo externo, su retiro desastroso de Afganistán decepcionó a sus aliados y envalentonó a sus enemigos. Ahora presenciamos una guerra en Europa que, con los desafíos del presidente Vladimir Putin de Rusia, amenaza involucrar a todo el mundo como sucedió antes. ¿Alguien sabe quién fue el saboteador de los gasoductos de Nord Stream? Una cosa es segura: tanto Rusia como Estados Unidos lo saben. ¿Qué represalias habrá si el autor del atentado no fue Rusia?
Los gobiernos se derrumban, y veremos líderes fuertes aparecer en el escenario, pero no siempre para bien. Con Estados Unidos flaqueando en lo interior y el exterior, hay que preguntarse quién llenará el vacío. La respuesta aparece en el libro del Apocalipsis: “Los moradores de la Tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será” (Apocalipsis 17:8). Pero, ¿quién reconocerá a la bestia cuando surja de nuevo?
El mundo está en una encrucijada. En los próximos años Alemania será protagonista cada vez más importante en el escenario mundial, a medida que nos acerquemos al final de la era y el regreso de Jesucristo. No deje de solicitar el nuevo folleto gratuito que le ofrecemos: Alemania en profecía. Y continúe leyendo El Mundo de Mañana, para que los sucesos del tiempo del fin no le tomen por sorpresa.
Sinceramente, en el servicio del Señor Jesucristo,
Gerald E. Weston