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Según The Guardian, una nueva encuesta australiana reveló que muchos jóvenes en la isla continente rechazan la idea de que los humanos tienen derecho a usar la naturaleza para su propio beneficio (22 de junio de 2023). La encuesta identificó cómo las diferentes generaciones ven los problemas ambientales. La mayoría de los Baby Boomers, nacidos en las décadas inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial, creen que los humanos tienen prioridad sobre otras criaturas, mientras que casi el 80 por ciento de la Generación Z, generalmente aquellos en la adolescencia y principios de los veinte, sienten que el beneficio humano no supera las preocupaciones sobre el ambiente o las necesidades de otras especies.
Las generaciones mayores se criaron con la mentalidad de que los seres humanos debían usar libremente la tierra y sus recursos para su beneficio. Por sí mismo, este no es un concepto erróneo, pero requiere sabiduría. Llevada al extremo y sin previsión, esta perspectiva puede resultar en la explotación y degradación del medio ambiente. Por el contrario, las generaciones más jóvenes son más sensibles al impacto de las acciones humanas en la naturaleza. Una vez más, en sí mismo, esto no es algo malo: Dios comisionó a Adán y Eva a ser administradores sabios y para "cuidar" el medio ambiente que los rodeaba (Génesis 2:15). Sin embargo, las generaciones más jóvenes de hoy están inundadas con todo tipo de propaganda ambiental. Como menciona el artículo de The Guardian, muchas organizaciones están haciendo un despliegue superficial o poco sincero de preocupación por el medio ambiente con afirmaciones de marketing exageradas o falsas sobre sus actividades o estándares ambientales, para que se considere que se ajustan a la “agenda verde”.
Como entienden las personas con discernimiento, la verdad a menudo se encuentra en algún lugar entre los extremos. Dios hizo la Tierra para beneficio de los humanos (Génesis 1:26–28), pero no para que la humanidad la destruyera. A medida que la sociedad se aleja de la adoración a Dios, se mueve en la dirección opuesta: a la adoración de dioses falsos, incluida la “Madre Tierra”. El apóstol Pablo observó la propensión de la humanidad a cambiar “la verdad de Dios por la mentira” y a honrar y dar culto “a las criaturas antes que al Creador” (Romanos 1:18–26). Sin las instrucciones de Dios, carecemos de equilibrio en la mayoría de los asuntos. El hombre verdaderamente es el pináculo de la creación de Dios y tiene prioridad sobre todos los demás elementos de esa creación. Y la Tierra puede usarse para beneficiar a la humanidad, pero ese uso debe ser de una manera que preserve la creación para las generaciones futuras. Jesucristo traerá tal conocimiento cuando regrese. Para aprender más sobre este emocionante futuro, lea “Como restaurar un mundo roto”.