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¡Dios piensa en todo! Las partículas microplásticas están en todas partes. Se han encontrado en el hielo ártico, en el tejido cerebral, en los fetos dentro del útero, y en los órganos reproductivos, y representan un gran riesgo para la salud humana. Un área grandemente impactada por estas diminutas partículas creadas por el hombre es la reproducción humana (The Guardian, 24 de febrero de 2025). Los microplásticos afectan “las hormonas, reducen la testosterona y el estrógeno, disminuyen el recuento de espermatozoides y reducen su calidad, provocan disfunción eréctil y daños en los ovarios”. Sin embargo, en un nuevo estudio los investigadores descubrieron “que los ratones expuestos a una sustancia que causa las mismas enfermedades que los microplásticos y que luego fueron tratados con antocianinas, mostraron una mayor calidad de los espermatozoides, incluido un aumento significativo en el conteo y motilidad de los espermatozoides, y los antioxidantes en general redujeron el daño testicular… [Las antocianinas] tienen un potencial protector frente a la toxicidad reproductiva inducida por los microplásticos”. Aunque las “antocianinas” pueden sonar como una sustancia química fabricada por el hombre, están presentes en alimentos como nueces, frutas, verduras e incluso flores. Son compuestos que dan a muchos de estos artículos sus colores brillantes. Aunque esta nueva investigación se centra únicamente en ratones, las implicaciones para los seres humanos son emocionantes. Es probable que futuras investigaciones comprueben los efectos de estos compuestos similares a los antioxidantes sobre los efectos de los microplásticos en los seres humanos.
Estudios de investigación como este fortalecen la fe. Mucho antes del plástico, el Creador diseñó los alimentos para que tuvieran efectos beneficiosos en el cuerpo. Muchos alimentos naturales contienen compuestos que promueven la salud y previenen enfermedades. En el caso de las antocianinas, los compuestos que se encuentran de forma natural en las plantas son prometedores para contrarrestar algunos de los efectos secundarios nocivos creados por el hombre en nuestro mundo moderno. Para aprender más sobre cómo Dios realmente piensa en todo, lean Principios bíblicos de la salud.