Canadá, como las demás naciones de ascendencia británica, han sido bendecidas con la prosperidad prometida a los hijos de Abraham.
Hace cien años, una gran mayoría de la población de Canadá vivía en zonas agrícolas. Ahora, como gran parte de Occidente, esta sociedad se ha urbanizado cerca de un 90 por ciento. Como resultado, muy pocos comprenden el trabajo necesario para producir alimentos y, por lo tanto, no aprecian su importancia. Las necesidades agrícolas se han convertido en una prioridad muy baja, tanto para los votantes como para los políticos.