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En 2016, aproximadamente 9.5 millones de personas murieron por enfermedades del corazón (Organización Mundial de la Salud). Cerca de seis millones murieron por derrame cerebral y tres millones murieron por enfermedades pulmonares. En el mismo año, las 10 principales causas de muerte en todo el mundo resultaron en casi 31 millones de muertes. Sin embargo, en el 2018, la principal causa de muerte fue el aborto, ¡y por mucho (Lifenews.com, 31 de diciembre de 2018)! El número de abortos no se incluyen en las estadísticas de mortalidad mundial por razones tristemente obvias. Sin embargo, para los que mantienen un registro, en el 2018 el estimado mundial de muertes por aborto fue de casi 42 millones, aproximadamente cuatro veces más que la cantidad de muertes mundiales por enfermedades del corazón en 2016. Cuarenta y dos millones son aproximadamente la población de las naciones de Argentina e Irak. Y es significativamente mayor que toda la población de Canadá, Australia o Arabia Saudita.
Es asombroso el número de abortos realizados en todo el mundo; sin embargo, cuando se trata de calcular los índices de mortalidad global, los abortos no son tenidos en cuenta. Esto se debe a que no consideran el aborto como lo que es: el asesinato de una vida humana. La Biblia, por otro lado, deja claro que la vida en el vientre es verdaderamente vida, y que aquellos que la toman deben responsabilizarse por sus acciones (Éxodo 21:22-23). La sociedad actual etiqueta el aborto como "la elección de una mujer", sin embargo, ignora por completo el derecho de elección del feto en desarrollo. Cuando la sociedad aprueba el asesinato de bebés por nacer y va en contra de los mandamientos de Dios (Éxodo 20:13) en una escala igual a las poblaciones de naciones enteras, habrá consecuencias (ver Jeremías 2:32–34; Oseas 8:12–14). Para una mejor comprensión de este importante tema, lean “La realidad del aborto”. —Scott Winnail y Francine Prater