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La sequía extrema de los últimos 14 años en Chile ha provocado que la mitad de la nación de 19 millones de personas se encuentre en un estado de “escasez severa de agua” (The Guardian, 1 de junio de 2022). Cientos de comunidades están dependiendo de camiones cisterna de emergencia para traer agua de otros lugares. Un hidrólogo chileno identificó recientemente la escasez de agua como un riesgo para la seguridad nacional: “La sequía es el mayor problema que enfrenta el país a nivel económico, social y ambiental. Si no solucionamos esto, entonces el agua será la causa del próximo levantamiento”.
Chile no está solo. Los investigadores han determinado que España y Portugal están sufriendo el clima más seco que hayan visto en la región en 1.200 años. En los Estados Unidos, un invierno de precipitaciones ligeras y 23 años de sequía han provocado que el lago Mead alcance su nivel más bajo desde que se llenó por primera vez en 1935 (NBC News, 22 de junio de 2022). El lago Mead proporciona agua a Arizona, California, Nevada y parte de México. El lago también es vital para impulsar la presa Hoover, proporcionando electricidad a California, Nevada y Arizona. Por lo tanto, a medida que los niveles de agua en el lago Mead disminuyen, no solo existe el riesgo de quedarse sin agua, sino que la reducción del agua liberada reduce la cantidad de electricidad que se puede generar. Los expertos advierten que la generación de energía hidroeléctrica en California podría reducirse a la mitad si la sequía continúa, lo que daría como resultado un aumento de los costos de electricidad y la necesidad de producir más energía a partir de combustibles fósiles. Todo esto llega en un momento en que la mayoría de las plantas de energía nuclear de California han sido cerradas. ¡Algunos investigadores sugieren que este período de sequía es el más seco para esta región en más de 1.000 años!
¿Qué pasa con los otros países y ciudades afectados por la sequía? La Biblia advierte que al final de esta era, Dios mismo detendrá la lluvia en ciertas ciudades, especialmente en las naciones pecadoras de descendencia israelita (Amós 4:7-8). De hecho, empeorará de tal manera que ciudades enteras vagarán por ciudades cercanas en busca de agua. El futuro será sombrío por un tiempo antes de que Jesucristo regrese para establecer el Reino de Dios cuando la lluvia caerá regularmente sobre los justos (Levítico 26:3–4). Para más información sobre los desafíos futuros con el agua, lean “El agua, cuestión de vida o muerte”.