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Según las Naciones Unidas: “Decenas de millones de personas están pasando hambre en América Latina y en el Caribe mientras la pandemia de la Cóvid-19 agudiza la crisis de desnutrición regional a sus peores niveles en décadas” (CNN, 30 de noviembre de 2021). De 2019 a 2020, las cifras de hambre en la región aumentaron un 30 por ciento. Los cierres y la pérdida de empleos han limitado la capacidad de obtener alimentos, y el porcentaje de mujeres que pasan hambre es mayor que el de los hombres. En Guatemala, Honduras y El Salvador, cerca de la mitad de la población se encuentra en estado de inseguridad alimentaria. Un tercio de la población de Argentina tiene acceso limitado a los alimentos y los analistas temen el impacto de otra ronda de hiperinflación. Lamentablemente, la otra cara de la inseguridad alimentaria es la obesidad. Al carecer de acceso a alimentos saludables, muchas familias que están pasando hambre recurren a alternativas poco saludables, ricas en grasas y azúcares. En toda la región, más de 100 millones de personas son obesas y el número continúa aumentando.
La crisis de la Cóvid-19 no es la única razón del aumento del hambre. Esta crisis ha ido en aumento durante años debido a muchos factores, incluida la inestabilidad política (Bloomberg, 30 de noviembre de 2021). En América Latina y el Caribe, casi el 40 por ciento de la población, 267 millones de personas, padecieron inseguridad alimentaria moderada o grave en el 2020 (Al Jazeera, 30 de noviembre de 2021). En otras partes del mundo, las cifras de hambre son aún más altas. Según un informe de OXFAM Internacional de julio de 2021, ¡11 personas mueren de hambre cada minuto! Y “el número de personas que enfrentan condiciones cercanas a la hambruna a nivel global se ha multiplicado por seis durante el último año”.
¡Estas estadísticas deberían preocuparnos! En la actualidad, muchas personas viven en abundancia, mientras muchas más mueren de hambre. Muchos líderes mundiales compiten por el poder y el control mientras sus ciudadanos sufren. La Biblia predice un tiempo en el que la inseguridad alimentaria y el hambre serán cosa del pasado, sin embargo, este tiempo no vendrá como resultado de los esfuerzos humanos, sino con la segunda venida de Jesucristo. Cuando regrese y establezca el Reino de Dios en la Tierra pondrá fin al sufrimiento. Para más información sobre este futuro tiempo de paz y abundancia, vean “La profecía de paz de Isaías”.