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En todo el mundo, cada vez más personas se están mudando a las ciudades. Para el año 2050, las Naciones Unidas esperan que casi el 70 por ciento de la población mundial viva en ciudades, comparado con el 55 por ciento actual (UN.org, 16 de mayo de 2018). Las ciudades densamente pobladas han causado una sobreexplotación de los acuíferos: depósitos de agua subterráneos de origen natural. A medida que las sequías continúan y los acuíferos se vacían, la estructura de la arcilla y la arena en los acuíferos cambia y comienza a colapsar. Esto da como resultado que el suelo de arriba se hunda. Por ejemplo, del 1900 al 1970, el valle central de California se hundió aproximadamente 28 pies (unos nueve metros). En algunas zonas de Yakarta, Indonesia, el suelo se hunde a un ritmo de diez pulgadas por año (aproximadamente un metro cada cuatro años). Estas zonas más bajas son más propensas a inundaciones, especialmente en zonas cercanas a la costa.
El hundimiento del suelo también afecta la infraestructura subterránea y sobre el suelo, como las tuberías, los puentes y los cimientos de edificios. Una vez que los acuíferos subterráneos colapsan y se reestructuran, nunca podrán contener el volumen de agua que tenían antes, lo que reduce el agua disponible para las ciudades en crecimiento sobre los acuíferos subterráneos. Queda por ver cómo la actual “mega sequía” en los Estados Unidos impactará las ciudades, los suministros de agua, los acuíferos y las infraestructuras en el futuro (BBC, 16 de abril de 2020).
Debido a la rebelión espiritual, Dios nos advirtió: “haré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra como bronce” (Levítico 26:19); y “vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades” (v. 33). El hombre no ha sabido ser un sabio administrador de la creación sobre la cual Dios le dio dominio (Génesis 1:26, 28), y estamos comenzando a cosechar las consecuencias. Sin embargo, se avecina un tiempo en que estas actividades destructivas terminarán y la Tierra y su población nuevamente serán bendecidas por Dios. Para más información sobre esta restauración profetizada, lean El maravilloso mundo de mañana, ¿cómo será?