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Recientemente, los investigadores de la Universidad de California en Berkley estudiaron datos de más de un millón de bebés nacidos en el estado de Washington entre 1996 y 2009. Los resultados del estudio revelaron: “cuando las mujeres quedan embarazadas, son mucho menos propensas a ser arrestadas” (The Economist, 3 de enero de 2020). Además, las tasas de arrestos disminuyen en aproximadamente un 50 por ciento tan pronto como las mujeres quedan embarazadas y disminuyen aún más a medida que avanzan los embarazos. Después del nacimiento, los niveles de detención aumentan un poco, pero siguen siendo inferiores en comparación con las mujeres que nunca estuvieron embarazadas.
Un hallazgo sorprendente fue que el efecto en los nuevos padres fue similar. Aunque la disminución en las tasas de arresto de los padres no fue tan pronunciada como la de las madres, sus tasas de arresto fueron significativamente más bajas durante y después del embarazo, ¡y se mantuvieron así! En un estudio diferente en 2007, los investigadores encontraron que la paternidad es el elemento disuasivo más eficaz para no cometer crímenes.
En el libro de Génesis, Dios mandó a Adán y Eva: “Fructificad y multiplicaos” (Génesis 1:28), y los Salmos declaran: “herencia del Eterno son los hijos… Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos” (Salmos 127:3, 5). En el mundo occidental, las tasas de natalidad están disminuyendo y cada vez más personas optan por no tener hijos. Al mismo tiempo, observamos el declive de la moralidad bíblica. Cuando es posible, obedecer la amonestación de Dios de tener hijos, trae beneficios directos a los padres y a los abuelos, pero aparentemente también funciona para mejorar la moralidad de los propios padres, ¡algo que Dios sin duda entendió desde el principio! Para mayor comprensión de cómo ser padres exitosos, lean o escuchen Por qué es tan difícil criar hijos.