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En Ciudad del Cabo, Sudáfrica, una ciudad de casi cuatro millones de personas, las condiciones de sequía y los incendios han sido noticias últimamente. Pero recientemente el mundo aprendió la verdadera seriedad de la sequía. “Con los niveles de las presas en Ciudad del Cabo disminuyendo y muchos habitantes utilizando mayor cantidad del límite restringido de agua, la alcaldesa Patricia de Lille anunció el martes que el ‘día cero’ fue adelantado siete días antes del 22 de abril... El ‘día cero’ se refiere al día en que los niveles de la presa de Ciudad del Cabo alcancen el 13.5% o menos. En ese caso, la ciudad cerrará el suministro de agua y establecerá 200 puntos de suministro donde las personas tendrán que hacer cola para recoger agua” (Mail and Guardian, 9 de enero de 2018). A pesar de las restricciones de agua, solo cerca de la mitad de los residentes del Cabo las están acatando. La sequía obviamente también está perjudicando a los agricultores y las empresas que dependen del agua.
Aunque la severa sequía que azota a Ciudad del Cabo no es el cumplimiento final de las profecías bíblicas del tiempo del fin, da una idea sobria de lo que nos espera, especialmente para las naciones de descendencia israelita, debido a su rechazo a Dios y sus leyes. Por ejemplo, Dios advierte por medio del profeta Isaías: “He aquí que por vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre... He aquí que con mi reprensión hago secar el mar; convierto los ríos en desierto; sus peces se pudren por falta de agua, y mueren de sed” (Isaías 50:1-2). Dios también profetizó: “si no oyeres la voz del Eterno tu Dios... los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro. Dará el Eterno por lluvia a tu tierra polvo y ceniza” (Deuteronomio 28:15, 23-24). Lo que vemos ahora es un anticipo de los tiempos difíciles que se avecinan si nuestras naciones no se arrepienten y regresan a Dios.
Sin embargo, las profecías bíblicas revelan que los tiempos venideros de hambruna y sequía serán de corta duración. El profeta Isaías dice: “Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias” (Isaías 54:7). Jesucristo va a regresar y marcar el comienzo del Reino de Dios, un tiempo de abundancia cuando incluso los desiertos florecerán como la rosa (Isaías 35:1) y cuando los obedientes serán bendecidos con lluvia a su debido tiempo (Zacarías 14:16-19). Para más información sobre los acontecimientos climáticos extremos y por qué ocurrirán en el futuro, lean “¡El Todopoderoso controla el clima!”