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A medida que la tecnología continúa avanzando, un área de vanguardia se centra en las interfaces cerebro-computadora o BCI, por sus siglas en inglés (The Conversation, 2 de diciembre de 2022). Esta nueva tecnología tiene muchas aplicaciones desde el campo biomédico hasta el campo de la defensa. Sin embargo, los especialistas en ética temen que la tecnología avance rápidamente mientras que las preguntas éticas cruciales siguen sin respuesta.
La ciencia médica busca desarrollar BCI que ayude a las personas con lesiones cerebrales a llevar una vida más plena. Otros buscan extender las habilidades humanas a nuevas áreas. La empresa Neuralink de Elon Musk está desarrollando un implante cerebral que permitirá a las personas comunicarse en silencio con cualquiera que posea un implante similar. Del mismo modo, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés) del ejército de los Estados Unidos está desarrollando la tecnología para permitir que los soldados se comuniquen entre sí sin hablar. Otras aplicaciones podrían incluir el operar equipo y armamento militar con solo pensar en ellos. Algunos investigadores plantean la hipótesis de que algún tipo de dispositivo podría ser incrustado en el cerebro de una persona para suprimir el miedo y la preocupación, con el potencial de alterar la forma en que los soldados procesan y evalúan la moralidad de una decisión o comando.
Aunque los avances posibles por medio de esta tecnología de vanguardia son emocionantes para algunos, los especialistas en ética temen que también puedan utilizarse para fines perversos. En la antigüedad, Dios confundió las lenguas de la humanidad para retrasar nuestra capacidad de desarrollar cualquier cosa que pudiéramos imaginar sin las restricciones de la moralidad. Pero la ciencia es una empresa mundial, y el idioma rara vez es una barrera. Cada vez más, parece que nada les hará desistir de lo que han pensado hacer (Génesis 11:6), como Dios advirtió que sería. Queda por verse cuánto tiempo más permitirá que la humanidad “progrese” antes de que Jesucristo regrese para establecer una nueva sociedad centrada en Dios. Para más información sobre este emocionante pero preocupante futuro, lean Armagedón… y después.