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Contrario a la creencia popular, el SIDA todavía está entre nosotros. Los medios de comunicación parecen estar “cómodos” con la epidemia y, por lo tanto, en la última década le han prestado poca atención. En 2016, el año más reciente con estadísticas mundiales completas sobre el SIDA, casi 37 millones de personas vivían con SIDA y cada año se infectan casi 2 millones adicionales (AIDS.gov). Desde 2010 las tasas de infección por el VIH han aumentado en un asombroso 30% en Europa oriental y Asia, y actualmente las tasas de infección han aumentando en 50 países (Deutsche Welle, 23 de julio de 2018). Aún más preocupante, es la tasa de infección entre las jóvenes. “Según un informe de UNICEF, cada tres minutos una niña de entre 15 y 19 años se infecta con el VIH” (Deutsche Welle, 25 de julio de 2018). Muchos expertos citan la complacencia como una de las principales razones del aumento en las tasas de infección por VIH/SIDA en los últimos años. Muchos, incluidos varios adolescentes, ya no ven el SIDA como un riesgo para su salud o la de los demás.
Durante milenios las principales epidemias han sido profetizadas en las páginas de la Biblia. Dios advirtió que las enfermedades degenerativas y “debilitantes” como el VIH vendrían sobre aquellos que rechazan las leyes y el modo de vida de Dios (Levítico 26:14-16; Lucas 21:11). La Biblia da directrices claras, que si se siguen, eliminarían las causas y evitarían la propagación de enfermedades como el SIDA (Levítico 18:22; 1 Corintios 6:18; Efesios 5:3). Cuando Jesucristo regrese para establecer su Reino en esta Tierra, serán erradicados el VIH y el SIDA y el sufrimiento asociado con estas y otras enfermedades (Isaías 35:4-6). Para más información bíblica sobre el futuro de la enfermedad, lean “Plagas venideras: el caballo amarillo”.