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Jesucristo instruyó a sus discípulos: “perdonad, y seréis perdonados” (Lucas 6:37). También advirtió: “Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas” (Marcos 11:26). Pero, ¿seguir el consejo de Jesús nos afecta solo espiritualmente?
Los estudios científicos modernos muestran que quienes siguen el consejo de Cristo y toman la decisión de perdonar, disfrutan de beneficios en su salud física: “La ciencia muestra que perdonar a otros está relacionado con la salud física en general” (Psychology Today, 11 de abril de 2019). Y lo que es más importante, las investigaciones están comenzando a mostrar que aquellos que perdonan de corazón pueden mejorar su salud, ¡mejorando la función de su corazón o incluso disminuyendo sus dolores físicos! Estos estudios científicos modernos demuestran que la ansiedad (que puede ser causada por no perdonar) conduce a la depresión, algo sobre lo que el rey Salomón escribió hace casi tres mil años: “La congoja [ansiedad] en el corazón del hombre lo abate [deprime]; mas la buena palabra lo alegra” (Proverbios 12:25).
Cuando Jesús dio el mandato de perdonar, estaba compartiendo un poderoso principio espiritual que nos exhorta practicar. Sin embargo, la ciencia moderna está comenzando a comprender que, seguir este principio también tiene beneficios reales para la salud física, algo que, por supuesto, Dios ha sabido siempre. Para aprender más sobre las bendiciones inherentes al perdón, lean “Una disculpa obra milagros”.