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Mientras el mundo se concentra en las guerras en Ucrania y Gaza, la guerra civil en Sudán sigue causando destrucción. Las fuerzas de la resistencia han atacado campos de refugiados en la región occidental de Darfur, en Sudán. “Las consecuencias para los 51 millones de habitantes del Sudán han sido devastadoras. Se informa que decenas de miles han muerto y que centenares de miles enfrentan hambre. Casi 13 millones de personas han sido desplazadas, 4 millones de ellos a países vecinos”. Como dijo una directora regional de incidencia política de Oxfam, Sudan es: “La mayor crisis humanitaria, la mayor crisis de desplazamiento, la mayor crisis de hambre... Está batiendo récords completamente negativos”. Casi la mitad de la población de Sudán carece de suficientes alimentos, y la guerra ha devastado la infraestructura del país (The Guardian, 15 de abril de 2025).
La guerra civil en Sudán se remonta a 2019, cuando un general del ejército unió fuerzas con un caudillo tribal para derrocar al corrupto líder del país. Dos años después, volvieron a unir fuerzas para derrocar a la administración civil establecida para la transición de Sudán a un gobierno democrático. Como era de esperarse, no pasó mucho tiempo antes de que los dos líderes comenzaran a luchar entre sí.
El apóstol Santiago planteó y respondió la pregunta: “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís” (Santiago 4:1-2). Cuando los pueblos y las naciones se centran en deseos egoístas en lugar de en la justicia del Dios de la Biblia, las guerras, los pleitos y sus devastadoras consecuencias surgen de forma natural. Lamentablemente, las guerras no cesarán hasta que estos líderes se nieguen a sí mismos y comiencen a buscar a Dios. ¡Esto sucederá en un futuro no muy lejano! Para más información, vean “El fin de las guerras”.