Para hacer una búsqueda avanzada (buscar términos específicos), escriba juntamente los criterios de interés como se muestra en los siguientes ejemplos:
En abril, “la Universidad de Yale anunció que había resucitado con éxito los cerebros de más de 100 cerdos y descubrió que las células todavía estaban sanas. Los cerebros reanimados se mantuvieron vivos por 36 horas y los científicos dijeron que el proceso, que también debería funcionar en los primates, ofrecía una nueva forma de estudiar los órganos intactos en el laboratorio” (Telegraph, 6 de mayo de 2018). Aunque los cerebros de los cerdos no estaban realmente “vivos”, algunos creen que este podría ser el primer paso para mantener vivos los cerebros humanos después de la muerte, un objetivo que los transhumanistas han buscado durante muchos años (The Guardian, 6 de mayo de 2018).
Sean Carroll, un cosmólogo y físico del Instituto de Tecnología de California, también ha intervenido en el debate sobre la “vida después de la muerte”. Desde su punto de vista científico, para que la vida después de la muerte sea posible, “la conciencia tendría que estar completamente separada de nuestro cuerpo físico”, lo que él afirma es imposible (MSN, 7 de mayo de 2018). Él concluye esto porque los científicos no han podido medir ninguna estructura en el cerebro humano que contenga una conciencia humana.
Sin embargo, la Biblia proporciona respuestas únicas que la ciencia aún no ha descubierto, y puntos de vista que difieren de lo que la mayoría de los cristianos creen. Un ser humano es único debido a un componente espiritual especial que Dios llama el “espíritu… en el hombre” (Job 32:8). Este espíritu, “puesto” por Dios en cada ser humano, aparentemente está separado del cerebro humano y es el factor clave que hace que los seres humanos sean diferentes de los animales. Para más detalles acerca de este componente espiritual único, lean nuestros fascinantes artículos titulados “El destino del ser humano” y “¿Podemos trascender nuestra humanidad?” —Scott Winnail, John Meakin, Chris Sookdeo y Francine Prater