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¿Se están convirtiendo en sufrimiento sus tensiones? ¿Se ha preguntado usted como afrontar las tensiones de la vida diaria ante el ritmo frenético del mundo que lo rodea? ¿Será posible encontrar paz mental y emocional en nuestra era de guerras, peligro, crisis, y catástrofes? ¡La Biblia muestra siete estrategias excelentes para vencer el estrés!
¿Logran manejar usted y su familia las presiones, dificultades y tensiones de la vida diaria? Según investigaciones recientes, cerca del treinta por ciento de los adultos padecerán algún trastorno por ansiedad en la vida. Estos trastornos son muchos y variados, y entre ellos se cuentan el trastorno por estrés postraumático, el trastorno obsesivo compulsivo y una serie de fobias definidas.
En una publicación del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos informaron: "Los trastornos ansiosos afectan a unos 40 millones de adultos estadounidenses de 18 años o más, como el 18 por ciento, llenándolos de temor e incertidumbre. Al contrario de la ansiedad relativamente leve y de corta duración debida a un suceso difícil, como hablar en público o salir por primera vez con alguien especial del sexo opuesto, los trastornos ansiosos duran por lo menos seis meses y si no se tratan, pueden empeorar. Suelen ocurrir acompañados de otras enfermedades mentales o físicas como alcoholismo o abuso de narcóticos, que pueden ocultar los síntomas de ansiedad o empeorarlos".
En nuestro siglo 21 caracterizado por los avances tecnológicos, parece que se han acelerado el ritmo de la vida y la intensidad de las actividades. No es de extrañar que muchos sientan grandes angustias y ansiedades. Para matarnos basta la tensión de la vida cotidiana. Salimos al trabajo entre congestiones de tránsito, tenemos trato con personas iracundas y polémicas, padecemos problemas económicos, sociales, personales o laborales. Y como si fuera poco, ¡Están los diversos terrores que amenazan a nuestras ciudades y naciones!
Millones, aun miles de millones, de seres en todo el mundo padecen de tensión, trastornos ansiosos y presiones psicológicas de todo tipo. ¿Se siente usted frustrado, nervioso y ansioso? ¿Le preocupa su futuro?
Felizmente, Jesucristo proclamó la buena noticia del Reino de Dios venidero. ¡Él va a establecer su Reino y salvará a la Tierra de la destrucción total! (Mateo 24:22). Jesús afirma que "será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14). ¡Esta es una buena noticia que nos anima y nos llena de esperanza! Cristo también nos advierte de hechos peligrosos que se avecinan. El mundo ahora está sumido en la maldad (1 Juan 5:19). Dios va a juzgar a las naciones. Pero usted puede tener paz en estos tiempos difíciles. En este artículo, analizaremos siete estrategias para superar la tensión.
Cristo habló de hechos de proporciones cataclísmicas al final de esta era: "Entonces habrá señales en el Sol, en la Luna y en las estrellas, y en la Tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la Tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas" (Lucas 21:25-26). Muchos morirán de temor y tensión.
¿Y usted? ¿Se va a dejar derrotar por el temor? ¡Tenemos que afrontar el futuro con fe! El propio Cristo nos da estas palabras de ánimo: "Entones verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca" (vs. 27-28).
Cuando las profecías del tiempo del fin se empiecen a cumplir, ¿deberíamos permitir que el estrés, la ansiedad y las fobias nos derroten e incluso nos maten? ¡Por supuesto que no! El mismo Jesús nos instruye: "Erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca". Sí, ¡El momento de su segunda venida está cerca! ¡Podemos mirar el futuro con fe!
Cristo nos exhorta: "Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre" (Lucas 21:36). El hecho de afrontar la realidad de nuestros días es una fuerza que nos motivará a orar y a prepararnos para el Reino venidero de Jesucristo, ¡el cual traerá la paz al mundo! ¿Está usted pendiente del curso de las profecías? Este es el momento de acercarse a Dios, y Él le dará el don de la fe para soportar los tiempos del fin con confianza ¡y sin temor!
Si usted ha leído algunos libros o artículos sobre principios de salud, se habrá dado cuenta de que el ejercicio físico regular disminuye el estrés. Hace años aprendí esa lección personalmente, e incluso escribí en mi diario personal: "Cuando esté deprimido, saldré a trotar". Encontré que el ejercicio funcionaba para aliviar las tensiones y el estrés.
El apóstol Pablo comparó el ejercicio físico con la vida espiritual: "El ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera" (1 Timoteo 4:8). Pablo estaba diciendo que los frutos espirituales se prolongarán más allá de la vida física; pero que el ejercicio físico o corporal sí es provechoso! La Nueva VersiónInternacional lo dice así: "Aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo".
Dios nos dice también que lo glorifiquemos en el cuerpo y en el espíritu (1 Corintios 6:20). ¿Está usted glorificando a Dios en el cuerpo y en el espíritu?
La autora Elizabeth Scott resume algunos beneficios del esfuerzo físico: "El ejercicio reduce la ‘hormona del estrés’ como el cortisol y elevan las endorfinas, o sea las sustancias químicas del cuerpo que nos hacen sentir bien, levantando el ánimo de un modo natural".
No cabe duda que las investigaciones han demostrado los beneficios de la regularidad en la actividad física. No obstante, ante los avances tecnológicos, hay quienes se vuelven adictos a su tecnología. Los que trabajan ante la computadora, sentados en un escritorio o en otro puesto sedentario, necesitan levantarse y alejarse de sus aparatos; hay quienes recomiendan hacerlo por diez minutos de cada hora.
Sabemos que la tecnología tiene sus beneficios, pero, ¿acaso no se puede llevar algo bueno hasta la exageración? ¿Nos están robando los excesos la felicidad? Así lo dice este informe: "Pasar horas en la internet es algo que puede desencadenar la depresión, dicen investigadores de Australia y China… los investigadores midieron los síntomas de ansiedad y depresión en todos los participantes y hallaron que los que decían ser más adictos a la internet desde el comienzo presentaban 2,5 veces más probabilidades de sufrir depresión que los que no se sentían tan ligados a su computadora. Lo anterior fue cierto aun para los estudiantes que no mostraban indicios de depresión al comienzo del estudio".
En nuestra vida necesitamos equilibrio que redunde en beneficio de los demás y de nuestra propia salud y bienestar. Muchas entidades dedicadas a temas de la salud recomiendan las caminatas como forma excelente de ejercicio, especialmente para los mayores. La Biblia suele citar esta actividad como una metáfora de vida espiritual. El apóstol Juan escribe: "El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo" (1 Juan 2:6).
Sí, necesitamos imitar la vida y ejemplo de Jesucristo, andando y viviendo como Él anduvo y vivió. Somos seres humanos físicos y es necesario que glorifiquemos a Dios en el cuerpo aplicando las leyes físicas de la salud. Entonces será mayor la paz del cuerpo y de la mente.
Cuando estemos en angustias, recordemos que la Biblia es un tesoro de promesas divinas tan extraordinarias como seguras. Apliquemos esta estrategia bíblica para vencer la ansiedad y el estrés.
El apóstol Pedro nos anima firmemente: "Gracias y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas,para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia" (2 Pedro 1:2-4).
En la Biblia, ¡Dios nos ha dado preciosas y grandísimas promesas! Ha prometido responder a nuestras oraciones (Mateo 7:7-8); ha prometido atender a nuestras necesidades (Filipenses 4:19); ha prometido guiarnos en esta vida (Proverbios 3:5); nos ha prometido larga vida si honramos a nuestro padre y nuestra madre (Efesios 6:2-3); ha prometido darnos lo que el corazón desee siempre y cuando nos deleitemos en Él (Salmos 37:4-5); nos ha prometido paz mental (Filipenses 4:6-7); nos ha prometido la capacidad de soportar las pruebas (1 Corintios 10:13); nos ha prometido el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38; Lucas 11:13); nos ha prometido el don de su amor (Romanos 5:5) y nos ha prometido la vida eterna (1 Juan 2:25).
Estudie estas promesas en la Biblia. Pídale a Dios con fe que cumpla estas promesas en su vida, ¡y empezará a tener mayor paz mental y espiritual! La Biblia trae muchísimas promesas más para usted y su familia, y para todos los seres humanos. Al reclamar estas promesas en oración, usted podrá superar el estrés y la ansiedad.
Una causa principal del estrés tiene que ver con nuestras relaciones. Hay personas que se criaron en un hogar disfuncional. Quizá se sientan cargadas de culpabilidad o guarden viejos resentimientos contra otros, incluso el esposo o la esposa. Si esto le ocurre a usted, ¿se le ha ocurrido la posibilidad de ‘dejarlo a un lado’, permitiendo que sea Dios quien se encargue de la situación? Recuerde: "No digas: Yo me vengaré; espera al Eterno, y Él te salvará" (Proverbios 20:22).
¿Se le ha ocurrido perdonar a quienes lo han oprimido? Cristo nos enseñó a perdonar a los demás. Recordemos la oración de ejemplo que nos enseñó, la cual incluye estas palabras: "Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores" (Mateo 6:12). ¿Ha perdonado usted a alguien últimamente? El perdón nos ayuda incluso a superar la depresión. Como escribió el doctor Paul Meier:"Un paciente puede estar deprimido durante años, luego perdonar al que causó su ira reprimida y recuperarse completamente de la depresión, porque su nivel de serotonina se ha restablecido de modo natural y ahora el cerebro puede funcionar correctamente".
Perdonar a otro nos trae paz mental. Usted puede darle un vuelco a su vida de angustias para empezar a sentir alegría y la felicidad.
¿Es usted un preocupado empedernido? ¿Permite que sus temores y angustias generen tensión emocional y física en su vida? El patriarca Job dijo: "El temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía" (Job 3:25). Job preveía que sus temores se iban a hacer realidad. Estaba, en cierto modo, obligando a sus temores a cumplirse. No recurrió a la oración.
Es preciso que reconozcamos nuestros temores y preocupaciones ¡Y que le pidamos ayuda a Dios! Considere esta estrategia bíblica sencilla pero profunda: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" (Filipenses 4:6). En otras palabras, ¡cuéntele a Dios en oración sus preocupaciones, sus temores y sus inquietudes!
Cuando usted tiene preocupaciones, inquietudes y temores, ¿los afronta? En sus oraciones incluya todo lo que le inquieta. Exprese a Dios sus pensamientos más íntimos. De todos modos ¡Él los sabe! Observe lo que nos dice Pablo: que oremos "con acción de gracias" (v.6). Agradezca a Dios por sus bendiciones. Agradézcale el privilegio de poder solicitar su intervención y agradézcale también por la victoria sobre sus angustias. ¿Cuál es el resultado cuando seguimos estas instrucciones?: "La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (v. 7).
Cuando agradecemos a Dios y le expresamos nuestras inquietudes, estamos expresando nuestra fe en que Él está dispuesto a ayudarnos. Ore, pues, sobre sus problemas. Y hágalo con actitud de agradecimiento. Agradézcale a Dios que Él esté dispuestoa ayudarle a vencer sus angustias y temores y que esté dispuesto a darle paz mental.
Muchasveces me he dicho en momentos de estrés: "Conserva la mente positiva y tranquila". El apóstol Pablo tuvo dificultades graves y momentos de gran estrés, como él mismo lo declara: "De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar" (2 Corintios 11:24-25).
¿Cómo hizo Pablo para manejar el estrés? ¡Se concentró en mantener una actitud positiva! Aun estando en prisión escribió palabras de ánimo para los demás. El apóstol nos exhorta a pensar en estas cosas: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros" (Filipenses 4:8-9).
¡Pensar en lo verdadero! ¿Qué es la verdad? Cristo oró así al Padre: "Santifícalos en tu verdad; tu Palabra es verdad" (Juan 17:17). La Palabra de Dios, la Biblia, es verdad. Piense en los pasajes que son importantes para usted. Lea la Biblia. ¡Marque, destaque o subraye los versículos que encierran un significado especial para usted! Tenemos que leer la Biblia. ¡Lo animo a hacerlo todos los días! La Palabra de Dios le dará inspiración. Le ayudará a despejar los pensamientos y la mente. Como dijo Jesús en Juan 15:3: "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado" (Juan 15:3).
¿En qué debemos meditar? Consideremos "todo lo agradable" (Filipenses 4:8). À veces cuando quiero contrarrestar el estrés, me concentro en paisajes agradables y pintorescos que he visto en mis viajes. Pienso en las puestas del Sol que he visto, o en lagos y montañas o un arco iris hermoso. Medite en lo positivo ¡Y esto con toda seguridad aliviará el estrés!
Hemos considerado seis maneras de reducir el estrés. Ahora cabe preguntar si ¿todoel estrés es malo? La repuesta es que no necesariamente. El endocrinólogo Hans Selye define el estrés como: "La respuesta inespecífica del organismo a cualquier exigencia que se le haga". Esta definición da cabida a tipos "buenos" de estrés, por ejemplo, un ascenso en el trabajo, además de las "malos", como descubrir que el banco nos ha devuelto un cheque. Fisiológicamente, tanto el estrés "bueno" como el "malo" son iguales: producen elevación de la presión sanguínea, aumento del ritmo respiratorio, mayor actividad digestiva, más azúcar y ácidos grasos en el sistema circulatorio, metabolismo elevado, mayor retención de sodio y rebaja de la función inmune.
Para tener éxito en la vida necesitamos motivación. Necesitamos factores de tensión saludables y positivos en la vida para que esta sea agradable e interesante. Ciertos factores de estrés también nos ayudan a ser más productivos. Los plazos de entrega y las recompensas por completar una tarea sirven para motivarnos. El médico Jerrold Greenburg explica: "El objetivo del manejo del estrés no es eliminarlo del todo… Nuestro objetivo debe ser limitar los efectos dañinos a la vez que conservamos la calidad y la vitalidad de la vida".
¿Es posible alcanzar esa meta? Como hemos visto, la Biblia revela el camino a la paz mental y el éxito. Debemos elegir la meta más alta y principal prioridad en la vida. Cristo dijo: "Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33).
¡Usted puede contar con el poder de Jesucristo para alcanzar sus metas! Recuerde: "No nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7). Recuerde también la exhortación del apóstol Pedro en el día de Pentecostés: "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38).
Millones de personas en el mundo sufren gravemente de estrés y ansiedad. Pero usted puede superarlos. Agradezca a Dios por sus preciosas y grandísimas promesas… ¡Y ponga en práctica estas estrategias para vencer el estrés!