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Fuentes sin agua

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Hay un vacío mucho más nocivo que un estanque de agua seco:¿Puede la sociedad sobrevivir a una sequía de "aguas vivas"? (Juan 7:38).

Hay noticias que nos llaman la atención al punto de no dejarnos tranquilos, especialmente cuando se trata de alguna situación desesperada que afecta a multitudes. Vemos algo así en las inundaciones enormes en el Sur de los Estados Unidos y la consiguiente pérdida de propiedades y vidas. Al mismo tiempo, a unos cientos de kilómetros de distancia, el estado más populoso del país, California, sufre de una sequía prolongada.

Las reservas de agua son extremadamente bajas y las fuentes que las renuevan, como la nieve en las montañas y las lluvias de primavera, no aparecieron este año. El resultado fue la peor sequía en la historia de California. Se han impuesto restricciones severas al consumo de agua. La agricultura, tan importante en California, está gravemente restringida por la falta de agua para riego. Se está reduciendo o eliminando el agua para jardinería, patios y fines recreativos en un esuerzo por conservar el agua preciosa para las necesidades básicas. Las fotos aéreas de las reservas y ríos en California muestran el alcance desastroso de las condiciones de sequía. Realmente es una situación en la cual los residentes de California tienen sus fuentes sin agua.

En un momento tranquilo, quizá los afectados por condiciones tan catastróficas se pregunten: "¿Por qué? ¿Cómo podríamos explicar semejantes extremos?"

Mientras se padecen estas situaciones físicas, hay otra sequía que también causa gran sufrimiento y problemas intratables. La mayoría de los países occidentales están viviendo una sequía espiritual. Los principios espirituales y códigos de conducta que guiaron a la sociedad durante milenios se están abandonando. Se promueven conductas aberrantes y pervertidas, que grandes sectores de la población están aceptando como "normales".

Si bien en años recientes se han hecho evidentes ciertas actividades cada vez más perversas, nada de esto es nuevo. Estas mismas condiciones existieron en las antiguas ciudades de Sodoma y Gomorra. El relato se lee a partir de Génesis 18. Dios finalmente dijo basta y destruyó aquellas ciudades.

¿Será cierto que tales actividades afectarían nuestras condiciones de vida? La Biblia dice claramente que sí. Deuteronomio 28 trae la promesa de bendiciones por la obediencia y maldiciones por desobedecer las normas de vida de Dios. Incluso, menciona la posibilidad de sequías. Veamos: "Los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro. Dará el Eterno por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas" (Deuteronomio 28:23-24).

Hay muchos versículos más que muestran cómo Dios se vale del estado del tiempo para cumplir su voluntad.

El apóstol Pedro comentó sobre el estado de sequía espiritual generado por las malas acciones. Escribió: "Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error" (2 Pedro 2:17-18).

Debemos sentir compasión por quienes padecen condiciones de sequía extrema. Y debemos sentir más pena por los que sufrirán y perecerán a causa de los hábitos de vida pecaminosos. Dios está lleno de misericordia y perdona a quienes se arrepienten sinceramente y cambian sus caminos. Esto lo indicó Pedro claramente: "El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Pedro 3:9).

Este mensaje de advertencia y llamado al arrepentimiento constituyen el propósito de la obra que hacemos en El Mundo de Mañana. Quienes hacen caso de este mensaje, "su alma será como huerto de riego" (Jeremías 31:12).

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