Para hacer una búsqueda avanzada (buscar términos específicos), escriba juntamente los criterios de interés como se muestra en los siguientes ejemplos:
Pocos se imaginan el dramático desenlace de alcance mundial que se está gestando en la actual crisis económica europea. Se acerca un giro radical e inesperado que dejará atónito a todo ser humano. ¡Entérese desde ahora de las noticias de mañana!
El panorama económico actual de la Unión Europea ha sido descrito en forma vívida y elocuente como una estructura constituida por una mezcla de hierro y barro cocido (Daniel 2:33). La descripción es simplemente magistral, pues denota varios aspectos de lo que hoy salta a la vista en las noticias cotidianas.
Alemania, una de las primeras potencias económicas del mundo, constituye ciertamente el hierro por cuya solidez logran subsistir en la alianza europea países cuyas economías, al igual que el barro cocido en comparación con el hierro, se perfilan cada vez más frágiles: Grecia, Italia, España, Portugal, Irlanda y la misma Francia; ya que no pueden ocultar su similitud con el barro cocido de la citada analogía. Dicho paralelo describe no solo el presente, sino, como veremos luego, también el futuro.
El mundo observa asombrado cómo Alemania, con enormes sumas de dinero, cubre los déficits y libra de la bancarrota a más de una nación. Este fenómeno, empero, conlleva un alto precio ya anunciado por el profético proverbio: “El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo [esclavo] del que presta” (Proverbios 22:7).
La soberanía de los países que se ven forzados a aceptar paquetes de rescate económico, queda seriamente comprometida. Quedan obligados a aceptar en el manejo de sus asuntos internos, condiciones de supervisión y de control ¡provenientes de un poder externo! Control que no se limitará a lo económico, sino como consecuencia lógica, a lo político. Por eso se habla de unos Estados Unidos de Europa. Lo que se está desarrollando paulatinamente ante nuestros ojos ¡es un fenómeno histórico, único y estremecedor!
Alemania se desangró en dos guerras mundiales, tratando de dominar a Europa y el mundo “a sangre y fuego”. Hoy vemos cómo, sin disparar un solo tiro, Alemania avanza inexorable hacia el dominio económico y político de Europa… y del mundo. Todo gracias a circunstancias históricas jamás vistas, pero predichas de antemano con gran precisión, como lo vamos a demostrar.
Si desea enterarse de la identidad bíblica y el destino profético del pueblo alemán, le invitamos a descargar de nuestro sitio en la red, o solicitar una reimpresión, el artículo titulado: ¿Un cuarto Reich? ¿Cuál es el futuro de Alemania?
Veamos por un momento cómo describe la Biblia, en breves términos, la reacción del futuro jefe supremo de la Unión Europea ante la prosperidad inaudita que la alianza actual, representada por el hierro y el barro cocido, traerá súbitamente a sus manos: “Con el poder de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría, porque he sido prudente; quité los territorios de los pueblos, y saqueé sus tesoros, y derribé como valientes a los que estaban sentados; y halló mi mano como nido las riquezas de los pueblos; y como se recogen los huevos abandonados, así me apoderé yo de toda la Tierra; y no hubo quien moviese ala, ni abriese boca y graznase” (Isaías 10:13-14).
Lo que ignora este futuro jefe supremo es que el conjunto de circunstancias históricas que le permitirán un éxito tan repentino y arrollador, fueron anunciadas siglos antes por un Ser omnipotente e invisible que dirige el curso de la historia hacia el cumplimiento de su gran propósito.
Recordemos que Estados Unidos fue el gran contendor del frente occidental durante la Segunda Guerra Mundial, y desde el fin de la guerra ha sido la economía predominante en el mundo. Ahora esta nación se hunde cada vez más en el abismo de una deuda incalculable e impagable. Con una economía en recesión, esclava de los intereses que genera su creciente deuda.
A sabiendas o no, Europa se prepara para llenar el vacío abismal que generará el colapso de la economía norteamericana, predicho por decenas de economistas que no han perdido el sentido común. Sentido que como se suele decir, es el menos común de los sentidos, cuando observamos el proceder de quienes dirigen el destino estadounidense.
El colapso de la economía es lo que genera el descalabro de los imperios. Sucedió en la antigua Roma, y le aconteció a la Unión Soviética en la década de los ochenta. De esta dialéctica histórica no escaparán los Estados Unidos de América.
Vemos pues, en el panorama actual, circunstancias únicas que están permitiendo el resurgimiento de Alemania a la cabeza de la Unión Europea: Gracias a una serie de acuerdos que se iniciaron con el Tratado de Roma de 1957, al cual siguieron otros como el Tratado del Carbón y del Acero, el Euratom, el Mercado Común, y ahora la Unión Europea; se eliminó el conflicto interno bélico por el dominio de Europa.
Es factible que aun haya otra crisis económica en Europa. Sin embargo, como veremos más adelante, será una etapa más hacia un destino ya determinado.
Como ya mencionamos, Estados Unidos, que otrora fuera el gran contendor del poderío alemán en el frente occidental, se está autoeliminando y quedará sujeto al nuevo sistema económico europeo que estará a la cabeza del comercio mundial. Si desea enterarse de la documentación histórica y profética que nos permite hacer estas aseveraciones, solicite o descargue de nuestro sitio en la red: www.elmundomañana.org el folleto titulado: Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía.
En el panorama geopolítico actual se divisan dos futuros rivales que ¡contenderán con Europa por el dominio económico, político y militar del mundo! Quienes han estudiado las relaciones entre las naciones y los imperios desde los albores de la historia, han definido su esencia en cinco palabras: “La lucha por el poder”.
El primer rival se está gestando en el estado actual de ebullición de varios países islámicos en África del Norte y en el Oriente Medio. De la historia se nos dice, hay que recordar que siempre se repite, aunque en forma diferente a lo largo de las épocas. Por ejemplo, de la historia de las Cruzadas, un conflicto entre el llamado cristianismo de Europa y el Islam, sabemos que la quinta y la séptima Cruzadas fueron dirigidas contra Egipto. ¿La razón? Egipto constituía el principal bastión militar del Islam.
Hoy igualmente vemos a Egipto con la mayor población que suma 80 millones, el mayor ejército y el mejor armamento en el mundo musulmán. No cuenta con el oro negro o petróleo de otros países musulmanes, pero cuenta con las minas de Faraón redescubiertas hace poco tiempo. Según se calcula, constituyen los mayores yacimientos de oro en el mundo.
Iluminados por la profecía y respaldados por la historia, sabemos que se acerca una nueva confrontación en “la lucha por el poder” entre la llamada Europa cristiana y el poder musulmán, concentrado en Egipto. Desde la más remota antigüedad, Egipto ha contendido con los imperios del Norte por el control del Oriente Medio. Por ejemplo, en el año 711AC, el Imperio Asirio bajo Sargón II invadió Egipto y Etiopía y los subyugó por varios años.
Lo que resulta asombroso es que los pueblos que forjaron la historia antigua son los que dominan el presente. Los asirios de la antigüedad son los alemanes de hoy. La prueba histórica se halla en nuestra página en la red en el artículo mencionado anteriormente: ¿Un cuarto Reich? ¿Cuál es el futuro de Alemania?
Lo que nos deja maravillados es que Dios había predicho esa invasión por boca del profeta Isaías: “En el año que vino el Tartán a Asdod, cuando lo envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra Asdod y la tomó… así llevará el Rey de Asiria a los cautivos de Egipto y los deportados de Etiopía… Y se turbarán y avergonzarán de Etiopía su esperanza, y de Egipto su gloria. Y dirá en aquel día el morador de esta costa: Mirad qué tal fue nuestra esperanza, a donde nos acogimos por socorro para ser libres de la presencia del Rey de Asiria; ¿y cómo escaparemos nosotros?” (Isaías 20:1, 4-6).
Después, alrededor del año 567AC, Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien derrocó al Imperio Asirio en la batalla de Harán en el año 609AC, también se apoderó de Egipto.
Si a alguien de mente honrada le queda duda de que hay un Ser omnipotente e invisible que guía el curso de la historia, lea Ezequiel capítulo 30. Allí hallará el relato de dicha invasión escrito por adelantado bajo inspiración divina.
Pero lo que resulta aún más sorprendente es que allí también se encuentra consignada, por adelantado, lo que será la repetición de dicho suceso en nuestros días. Los estudiosos de la profecía reconocen que la expresión bíblica “día del Eterno” se refiere siempre al final de la era actual.
Quienes lean el capítulo 30 de Ezequiel, verán la prueba irrefutable de un cumplimiento histórico. Dicho cumplimiento constituye la garantía del valor dual de la profecía ¡cuando veamos la historia repetida en nuestros días!
Otra dualidad interesante es que la Unión Europea actual no es otra cosa que el proyecto en marcha, desde el Tratado de Roma de 1957, de la séptima restauración del Imperio Romano. Su nombre profético es “Babilonia la Grande” (Apocalipsis 17:5, 18).
Ya hemos visto cómo Asiria y Babilonia, en diferentes fechas de su historia, se apoderaron de Egipto. El testimonio de la repetición de la historia continúa con el Imperio Medopersa que sustituyó al Imperio Babilónico después de la caída de Babilonia en el año 539AC. En el año 525AC, Cambises II hijo de Ciro el Grande, conquistó Egipto. Luego en el año 332AC, Alejandro Magno quien había derrocado al Imperio Medopersa, entró victorioso en Egipto. La ciudad egipcia de Alejandría aún lleva su nombre.
Finalmente Roma reemplazó al Imperio Grecomacedonio de Alejandro. En el año 31AC, Octavio, quien llegó a ser el emperador César Augusto, se apoderó de Egipto después de la batalla naval de Accio.
Ya señalamos cómo la quinta y la séptima Cruzadas por motivos de estrategia militar fueron dirigidas contra Egipto. La séptima y última restauración de Roma, reconocida en la profecía bíblica como el “Rey del Norte”, también invadirá Egipto. El capítulo 11 del libro de Daniel constituye la profecía más larga de toda la Biblia. Esta profecía describió, de antemano con gran precisión, la serie de conflictos que hubo después de la muerte de Alejandro Magno entre el Reino de los seléucidas en el Norte, y el Reino de los tolomeos en Egipto, a quienes la profecía designa como el “Rey del Sur”.
El Imperio Romano asumió la identidad profética del “Rey del Norte” a partir del año 64AC, cuando el general Pompeyo anexó el territorio de los seléucidas al Imperio Romano.
Aún falta una confrontación final entre el Rey del Sur y el Rey del Norte. El Rey del Sur sigue siendo Egipto, y el Rey del Norte será la séptima y última restauración de Roma. Esta última confrontación está anunciada de antemano al final del capítulo 11 de Daniel: “Al cabo del tiempo el Rey del Sur contenderá con él; y el Rey del Norte se levantará contra él como una tempestad” (Daniel 11:40). “Al cabo del tiempo” es una expresión que indica claramente que los sucesos que se mencionan a continuación marcarán el fin de la era actual.
Ya hemos demostrado la identidad del Rey del Norte. Se trata de la última restauración del Imperio Romano. Es útil recordar aquí que dicho Imperio, a lo largo de los siglos en sucesivas restauraciones ha sido conocido como el “Sacro Imperio Romano Germánico”, debido al elemento predominantemente germánico representado por Carlomagno (2ª restauración de Roma), Otón I el Grande (3ª restauración) y Carlos V de Habsburgo (4ª restauración). La quinta restauración la efectuó Napoleón Bonaparte (1804-1814).
La sexta restauración del Imperio Romano proclamada por Mussolini el 9 de mayo de 1936, también tuvo un elemento predominantemente alemán. En ese mismo año se forjó el “eje” Italo-alemán que constituyó la corta restauración que duraría hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Lo que estamos a punto de presenciar, en el escenario actual, es el surgimiento de un líder supremo al mando de unos Estados Unidos de Europa. Su nombre profético en el capítulo 11 de Daniel es el Rey del Norte. De igual manera en Egipto se hará manifiesto el Rey del Sur.
Las profecías ya cumplidas que podemos verificar en la historia, ¡nos dan la certeza absoluta del cumplimiento de las que aún faltan! En Daniel 11:40 se menciona una provocación contra el Rey del Norte por parte del Rey del Sur.
A manera de ilustración de las tensiones ya existentes en la perenne “lucha por el poder”, citaremos las palabras de Hasán al Banna, líder musulmán egipcio fundador del famoso movimiento “Hermanos Musulmanes”: “Andalucía, Sicilia, los Balcanes, el Sur de Italia y las islas Romanas; eran territorios islámicos que deben ser devueltos a la Patria del Islam… tenemos derecho a restaurar la gloria del Imperio Islámico” (Wall Street Journal: Para comprender a la hermandad islámica, Bret Stephens, 15 de febrero del 2011, pág. A 13).
El resultado de una confrontación ya cercana, se describe de antemano en Daniel 11:40, 42: “El Rey del Norte se levantará contra él [el Rey del Sur] como una tempestad [fuerza aérea], con carros y gente de a caballo [tanques de guerra], y muchas naves [armada naval]; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará [ataque relámpago fulminante tipo blitzkrieg]... Extenderá su mano contra las tierras, y no escapará el país de Egipto”. Compárese este versículo 42 con la descripción profética de la invasión a Egipto descrita en el capítulo 30 de Ezequiel.
Los que hayan leído este artículo y presencien el cumplimiento de las profecías aquí mencionadas, se asombrarán al ver el cumplimiento de la Palabra de Dios consignada en las Escrituras.
Una vez eliminado el rival del Sur, esta misma profecía nos revela la ubicación del único rival que le quedará a Alemania en su lucha por el dominio del mundo. Veamos lo que dice Daniel 11:44: “Noticias del Oriente y del Norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos”. “Del Oriente y del Norte” en lenguaje bíblico significa del Noreste. No es difícil identificar al noreste de Europa o del Oriente Medio al único rival que le quedará a Alemania al mando de la Europa unida, en la “lucha por el poder” mundial.
Será una alianza militar y económica entre Rusia, Mongolia, China, posiblemente Corea del Norte y otras naciones. La Biblia llama a esta alianza “los Reyes del Oriente” (Apocalipsis 16:12). Sus ejércitos suman doscientos millones (Apocalipsis 9:14-16).
Puesto que no hay espacio en el presente artículo para dar muchos detalles de lo que será esta confrontación entre el Occidente y el Oriente, bástenos recordar las lecciones del pasado. Puesto que veremos una vez más la historia repetida: En 1812 Napoleón Bonaparte, cabeza de la quinta restauración de Roma, decidió atacar a Rusia. Estando en el cénit del poder, envió un ejército de 600.000 hombres contra Alejandro I zar de Rusia. Esta invasión terminó en una de las peores catástrofes militares de la historia. De los 600.000 únicamente 100.000 regresaron. Esta derrota fue el principio del fin de Napoleón, quien se vio obligado a abdicar dos años más tarde en 1814.
En julio de 1942, ciento treinta años después, Adolfo Hitler, quien representaba con Mussolini la sexta o penúltima restauración de Roma, envió su sexto ejército contra Rusia. Para enero de 1943, de 300.000 soldados alemanes, después de la batalla de Stalingrado solo quedaron con vida 123.000 y todos los sobrevivientes fueron hechos prisioneros. Este fue el principio del fin de Adolfo Hitler. La guerra terminó dos años después.
La historia se repetirá una vez más como lo anuncia la profecía bíblica en el capítulo 9 del Apocalipsis. Después de haber sido atacados con una plaga que durará cinco meses (Apocalipsis 9:6-11), las hordas del Oriente responderán con un ataque nuclear de proporciones indescriptibles (vs. 13-16).
Hay esperanza para la humanidad. Jesucristo predijo su regreso antes de que el género humano se exterminara a sí mismo: “Habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo [nadie sobreviviría]; Mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:21-22).
El cumplimiento de las profecías mencionadas en este artículo, nos dará la absoluta certeza del cumplimiento de las profecías que anuncian el establecimiento de un reino mundial de paz. Inmediatamente después del contraataque del Oriente, que constituye la sexta trompeta (Apocalipsis 9:14-19), sonará la séptima y última trompeta que representa el retorno de Jesucristo a la Tierra.
“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el Cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15). Tal como lo dice la Escritura, Jesucristo viene a cumplir las profecías que están escritas pero que aún no se han cumplido.
Jesucristo mismo llama a la época gloriosa de su retorno “la regeneración” (Mateo 19:28). El apóstol Pedro, por inspiración divina, llama a esa misma época que pronto se instaurará en la Tierra: “Tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:19-21).
El resultado final de la crisis actual será el establecimiento de un gobierno mundial predicho por los profetas: “Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén. Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa del Eterno como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:1-4).
Habrá paz mundial: “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite” (Isaías 9:7).
A pesar del futuro turbulento que nos anuncia la crisis actual. En el horizonte ya se divisan las señales del establecimiento de una nueva era gloriosa: “Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria del Eterno, la hermosura del Dios nuestro. Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en soledad… Y los redimidos del Eterno volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido” (Isaías 35:1-6, 10).