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Con mucho dolor anunciamos el fallecimiento del doctor Roderick C. Meredith, jefe de redacción de El Mundo de Mañana y evangelista presidente de la Iglesia del Dios Viviente.
Venía padeciendo de cáncer y murió tranquilamente el 18 de mayo del 2017. Iba a cumplir 87 años en junio.
En sus exequias, el auditorio de una escuela secundaria estaba completamente lleno de amistades provenientes de Australia, Bélgica, Canadá y los Estados Unidos. El servicio comenzó con un video de 18 minutos con expresiones sinceras de ministros de la Iglesia del Dios Viviente de varios lugares del mundo. Dos de sus cuatro hijos hablaron de su fe, perseverancia y dedicación inquebrantable a la verdad de Dios y a la obra de predicar el evangelio al mundo. El señor Richard Ames, presentador del programa de televisión El Mundo de Mañana y cuñado del doctor Meredith, hizo unas reflexiones personales y nos recordó cuál es nuestra esperanza: la resurrección de la muerte.
El servicio terminó con uno de los himnos preferidos del doctor Meredith: Caminaré a su lado, de la película El príncipe estudiante, que fue doblado por la potente voz del tenor Mario Lanza. En la película se oye la canción cuando Karl Franz canta ante el féretro de su abuelo y empieza a comprender lo que implica su nuevo papel de rey. Al igual que el ficticio Karl Franz, Roderick Meredith nunca se enalteció ante el alto cargo y entendió profundamente la gran necesidad que tenía de caminar con Dios. No pude menos que sentirme conmovido mientras escuchaba las palabras y miraba su féretro en el escenario.
La muerte del doctor Meredith no fue inesperada. Hacia el final, ya no podía caminar físicamente, pero tal como nos lo recordó su hijo, jamás dejó de caminar con Dios. Más de una vez repitió: “He vivido una vida plena. No temo a la muerte. Mi vida está en manos de Dios y espero con agrado dormir y despertarme en la resurrección”. No había en su mente ninguna duda sobre lo que es el propósito de la vida y cuál es nuestra verdadera esperanza.
Es mucho lo que podría decirse sobre la vida de este hombre notable. En la escuela secundaria fue estrella en la carrera de una milla de los deportes de pista y campo, y ganó títulos de guantes dorados en boxeo en su pueblo de Joplin, Misuri. Quizá fue este ánimo resuelto de nunca dejarse vencer lo que lo llevó a lograr tanto, aparte de las carreras o el boxeo. Recibió golpes muy duros en la vida, pero nunca se dio por vencido.
Cuando conoció la verdad de la Biblia, se matriculó en la Institución Ambassador en Pasadena, California, donde llegó a conocer muy de cerca al señor Herbert W. Armstrong. El doctor Meredith fue uno de los primeros evangelistas ordenados por el señor Armstrong en 1952, y dedicó más de 64 años a la obra que Cristo comenzó por medio del señor Armstrong. Fue bien conocido como profesor de primer año de Biblia en la Institución Ambassador, especialmente de los Evangelios, el libro de los Hechos y las Epístolas de Pablo; y en diversas ocasiones fue vicerrector de los tres establecimientos de la Institución Ambassador: en Pasadena, California; en Big Sandy, Texas y en Bricket Wood, Inglaterra. También fue, por muchos años, director de administración de la Iglesia de Dios Universal, así como pastor de diversas congregaciones.
Tras la muerte del señor Herbert Armstrong, el siguiente líder de la Iglesia de Dios Universal marginó al doctor Meredith y a otros ministros fieles, y se desvió radicalmente del rumbo que llevaba la Iglesia, abandonando verdades bíblicas para congraciarse con el mundo. Finalmente, el doctor Meredith se vio en la necesidad de apartarse porque se negaba a secundar la apostasía. Ante sí había dos opciones: o bien retirarse, o revivir la obra que Dios había comenzado por medio del señor Armstrong. Optó por lo segundo, y en un esfuerzo por restaurar el cristianismo original, dio comienzo en 1993, a la edad de 62 años, a la Iglesia de Dios Global, que más tarde se conocería como la Iglesia del Dios Viviente. Pronto se le unieron muchas más personas, conforme se veía claramente que la Iglesia de Dios Universal estaba hundiéndose cada vez más en una verdadera apostasía.
Aun cuando un derrame en el 2008 lo dejó parcialmente paralizado, el doctor Meredith se exigió a sí mismo y continuó predicando el evangelio del Reino de Dios al mundo y pastoreando el rebaño. Su mayor deseo era que la obra en la que tanto se esforzó, y por tanto tiempo, siguiera adelante en unidad y poder bajo Jesucristo. Continuó siendo activo en la obra hasta febrero de este año, celebrando reuniones y escribiendo cartas y artículos. Su legado vive en la Iglesia del Dios Viviente, donde supervisó el establecimiento de más de 350 congregaciones en 55 países.
El alcance de su influencia se ve en los tributos llegados de todo el mundo: Alemania, Francia, el Reino Unido, la República Irlandesa, Australia, Filipinas, Papúa Nueva Guinea, la República Popular del Congo, Togo, Sudáfrica, Mauricio, Haití, Santa Lucía, Guadalupe, Guyana, así como de todos los Estados Unidos y Canadá. ¡Y esta es solo una lista parcial!
Algo que oí afirmar muchas veces acerca del doctor Meredith es: “¡Él dice las cosas tal como son!” Me causa mucho regocijo cuando recuerdo el comentario hecho por un joven que asistió a una de nuestras presentaciones de El Mundo de Mañana, dijo: “Me encanta el viejito. Él dice las cosas como son”. El doctor Meredith causó una gran impresión en este joven y en otros que como este, aunque no recordaran su nombre, sí reconocían la intensidad, sinceridad y veracidad con que hablaba como primer presentador de El Mundo de Mañana.
Muchas personas nos preguntan acerca de nuestras creencias. El doctor Meredith las resumió en su folleto: Restauración del cristianismo original. Virtualmente todos los teólogos bien informados reconocen, si son sinceros, que el cristianismo tal como lo conocemos hoy sería irreconocible para Jesucristo y sus apóstoles. El doctor Meredith expone esa realidad en su poderoso folleto. Espero que todos nuestros lectores estén siguiendo su serie sobre la Reforma Protestante, que prosigue en este número. La serie se basa en su tesis de maestría, y laboró con diligencia en los últimos meses de su vida para estar seguro de que la verdadera historia de este movimiento se preservara y se conociera. La serie demuestra que la Reforma Protestante no fue tal como suele representarse.
Su folleto: ¿Qué o quién es el Anticristo?, también es una valiosa declaración de la verdad. Como solía decir con mucha firmeza y emoción: “¡Desempolven sus Biblias! ¡No lo crean porque yo lo digo! ¡Créanlo porque lo han leído en la Biblia!” Con frecuencia desafiaba a sus oyentes: “¡Cuestiónenme!” Es decir, que investigaran lo que estaba enseñando y que probaran si era cierto o no. ¿Acaso alguna vez hemos oído a los ministros de la cristiandad tradicional retarnos a hacer lo mismo?
Al doctor Meredith lo extrañaremos quienes fuimos sus discípulos en las lecciones bíblicas de primer año, quienes servimos con él en el ministerio de la Iglesia del Dios Viviente, y los miembros de la Iglesia del Dios Viviente en todo el mundo; así como sus familiares y amigos. Deja una hermana, esposa del señor Richard Ames, seis hijos, diez nietos y cuatro bisnietos.
El doctor Meredith corrió una gran carrera. Peleó una buena pelea. Guardó la fe. Por tanto, lo espera una corona de justicia. Por ahora descansa en el Señor. ¡Esperamos encontrarlo de nuevo en la resurrección de los justos y al regreso de nuestro Señor y Salvador Jesucristo!