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La mayor parte de la humanidad ignora por completo lo que Dios está haciendo en el mundo.
En la Biblia, ¡Dios revela su plan para nuestro futuro y para la eternidad!
¿Tiene nuestro Creador un plan maestro que revela su propósito supremo para toda la humanidad? Muy pocos parecen estar enterados de ese propósito. Sin embargo, cuando captamos lo que nuestro Creador está haciendo, vemos que tiene sentido ¡y que es algo absolutamente inspirador!
Como sin duda lo saben nuestros suscriptores de El Mundo de Mañana, la gran mayoría de quienes se declaran cristianos tienen muy poco conocimiento de lo que realmente dice la Biblia. Muchas encuestas serias e independientes han demostrado claramente que la mayoría de las personas que pertenecen a alguna iglesia, rara vez estudian la Biblia. Algunos leerán un Salmo de vez en cuando, o algún pasaje inspirador, pero son muy pocos los que realmente estudian la Biblia con el objeto sincero de entender el propósito de Dios, su camino de vida y su voluntad acerca de cómo debemos vivir.
Lamentablemente, por no comprender el plan de Dios, millones en la cristiandad tradicional ignoran por completo que cuando Jesucristo regrese a la Tierra, todo va a cambiar. Primero, como lo hemos demostrado muchas veces en esta revista, el premio final para los cristianos verdaderos no es irse al Cielo para siempre sin nada qué hacer. En una descripción de la segunda venida de Jesucristo, la Biblia dice: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el Cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15).
Vemos aquí que Jesucristo regresará para gobernar sobre “los reinos del mundo”. Segundo, sus santos le ayudarán a enseñar y gobernar a las naciones aquí mismo en la Tierra. Apocalipsis 5:9-10 señala que Cristo nos ha redimido con su sangre, “y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la Tierra”. Por tanto, poco después de su regreso todo el mundo aprenderá a practicar la forma de vida que Dios desea para el hombre.
Observe cómo describe la Biblia ese tiempo maravilloso que pronto vendrá. Luego de describir la caída de Jerusalén en una batalla, y cómo “la mitad de la ciudad irá en cautiverio”, añade que Cristo saldrá a luchar contra las naciones y que “se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos” (Zacarías14:1-4). El versículo 9 prosigue: “El Eterno será Rey sobre toda la Tierra”. Y en el versículo 16 el Dios Todopoderoso dice: “Todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, al Eterno de los ejércitos, y a celebrar la Fiesta de los Tabernáculos. Y acontecerá que los de las familias de la Tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, el Eterno de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia. Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que el Eterno herirá las naciones que no subieren a celebrar la Fiesta de los Tabernáculos” (Zacarías14:16-19).
Amigos, ¿podemos creer lo que la Biblia dice? ¡Reflexionen! La mayoría de quienes están leyendo este artículo se criaron dentro de una religión tradicional, ya fuera protestante o católica, que guardaba la navidad y la semana santa. Sin embargo, esos días, al igual que muchas otras fiestas de las iglesias tradicionales, no figuran para nada en la Biblia. ¡Ni siquiera se mencionan!
¿Por qué? ¿Por qué ignora la gente las siete fiestas santas que Dios estableció en su Palabra, si estas son las fiestas que, según las Escrituras, pronto se guardarán en todo el mundo durante el reinado de Jesucristo, tiempo de “restauración de todas las cosas”? (Hechos 3:20-21).
La asombrosa verdad es que el plan de Dios para la humanidad se revela en las siete fiestas anuales que Él dio a su pueblo y que encontramos en la Biblia. Si quienes leen este artículo están realmente dispuestos a hacer lo que Dios dice ahora, llegarán a ser pioneros en la obediencia al Creador y ciertamente se contarán entre los reyes y sacerdotes que ayudarán a Cristo a gobernar al mundo entero, y a generar un mundo lleno de paz, prosperidad y felicidad. Es un mundo que el hombre siempre ha anhelado pero que nunca ha podido alcanzar. El calendario de Dios revela su plan maestro para nuestro mundo… ¡y para usted!
En la Biblia encontramos que Jesucristo y los apóstoles sí guardaban las fiestas religiosas expuestas en el Antiguo Testamento. Estas no son fiestas judías sino días de guardar que Dios manda para todos los seres humanos y que, como vimos en Zacarías14, todo el mundo guardará cuando Cristo esté de nuevo en la Tierra. Es interesante notar que la Iglesia de Dios, en tiempos del Nuevo Testamento, comenzó en uno de esos días festivos: el día de Pentecostés (Hechos 2:1-4).
Pentecostés no fue algo que ocurrió una sola vez. Más tarde en el libro de los Hechos, Lucas nos dice por inspiración que el apóstol Pablo iba a guardar la Fiesta de Pentecostés otra vez: “Pablo se había propuesto pasar de largo a Éfeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén” (Hechos 20:16).
En Hechos 20, Lucas habla de sus viajes con Pablo: “Nosotros, pasados los días de los Panes Sin Levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días” (Hechos 20:6). Así pues, Pablo y sus acompañantes estaban guardando los “días de Panes Sin Levadura” en una ciudad de gentiles. En todo el libro de los Hechos vemos que ellos guardaban todos los días santos de Dios.
Es interesante que aun en la ciudad de Corinto, que era de población gentil; Pablo, apóstol de los gentiles, amonestó así a los hermanos cristianos: “No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la Fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad” (1 Corintios 5:6-8).
Vemos aquí, en el Nuevo Testamento, una orden en el sentido de que los gentiles de Corinto deben celebrar “la Fiesta”, y es claro que se refiere a la Fiesta de Panes Sin Levadura, la cual Dios ordenó en tiempos del Antiguo Testamento; y la cual se continuó guardando hasta que una forma de supuesto cristianismo acabó con esta y otras prácticas de los apóstoles, introduciendo más y más fiestas paganas en lugar de las que el Dios Todopoderoso había dispuesto. El respetado historiador protestante, Jesse Lyman Hurlbut, dijo lo siguiente respecto del período entre el 313 DC y el 476 DC: “Las formas y ceremonias del paganismo gradualmente se fueron infiltrando en la adoración. Algunas de las antiguas fiestas paganas llegaron a ser fiestas de la Iglesia con cambio de nombre y de adoración. Alrededor del 405 DC en los templos comenzaron a aparecer, adorarse y rendirse culto a las imágenes de santos y mártires” (Historia de la Iglesia Cristiana, pág. 73).
Fue así como los dirigentes cristianos fueron incorporando las costumbres de los paganos entre los que se encontraban. Pero Dios había advertido a nuestros antepasados espirituales contra la tendencia a seguir las costumbres de las naciones paganas vecinas, en estas palabras: “No preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así al Eterno tu Dios; porque toda cosa abominable que el Eterno aborrece, hicieron ellos a sus dioses” (Deuteronomio 12:30-31).
Jesucristo tenía esta advertencia para los líderes religiosos de su época: “Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición” (Marcos 7:9). Note bien que habla de rechazar el mandamiento de Dios para guardar tradiciones humanas. Este es, sin duda, el caso cuando consideramos los días que Dios santificó. Casi nadie que guarde los días introducidos por los paganos guardará también los días santos que Dios ordenó, y que Cristo y la Iglesia apostólica guardaban: días que, cuando se guardan y se entienden correctamente, revelan su plan maestro para la humanidad.
De hecho, cada uno de nosotros tiene que elegir. Aun estando en el mar Mediterráneo en medio de tormentas, el apóstol Pablo optó por guardar el día de la Expiación (Hechos 27:9). Muchos comentaristas protestantes reconocen que el “ayuno” aquí mencionado tenía que ser el día de la Expiación dispuesto por Dios en el Antiguo Testamento. Sin embargo, Pablo no estaba en una sinagoga sino en alta mar, en un barco romano para prisioneros, rodeado principalmente por gentiles. Aun así, siguió el ejemplo de Jesucristo, como debemos hacer todos, guardando como santos los días que Dios había santificado.
En 1 Corintios 11:23-26, Pablo nos dice cómo debemos guardar los servicios de la Pascua. La Pascua es una de las siete fiestas anuales que Dios estableció para que su pueblo las guardara para siempre.
En Juan 7 vemos cómo Jesucristo, estableciendo un ejemplo para nosotros, subió “en secreto” (v. 10) a guardar la Fiesta de los Tabernáculos ¡aun cuando hacerlo era arriesgar su vida! Antes había dicho a sus hermanos: “Subid vosotros a la Fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido” (v. 8). ¿Acaso les habría dicho a sus propios hermanos que hicieran algo contrario a la voluntad de Dios? De ninguna manera. Aquí también, Jesucristo nos estaba dejando un ejemplo de lo que significa ser un verdadero cristiano que obedece el camino de Dios. Jesús observó la Fiesta de los Tabernáculos ¡tal como lo hará todo el mundo dentro de pocos años!
A lo largo del Nuevo Testamento, encontramos a Jesucristo y sus seguidores guardando las siete fiestas anuales dadas por el Dios Todopoderoso. El número siete se emplea en la Biblia como número que denota la plenitud o perfección. Como la mayoría de nuestros lectores saben, el día de reposo semanal de Dios no cae en un día cualquiera de la semana elegido por el hombre, sino en el séptimo día.
De nuevo, recordemos que Jesucristo fue enviado al mundo como la “luz” del mundo para dejarnos un ejemplo. Los cristianos verdaderos siguen ese ejemplo. Por eso, el apóstol Pablo les dijo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). Cada uno de nosotros, pues, debe ejercer la fe y la valentía necesarias para seguir el ejemplo de Jesucristo y de la Iglesia de Dios original. Las fiestas divinas que aparecen enumeradas en su totalidad en el Antiguo Testamento, es muy claro que son un mandato eterno para el pueblo de Dios; y el ejemplo de Jesucristo y sus verdaderos seguidores muestra que es preciso guardarlas.
Amigos, ¡Satanás el diablo ha logrado con maestría engañar a la mayoría de las personas haciéndoles creer que todo lo judío es malo! Sin embargo, es claro en toda la Biblia que Dios expuso sus enseñanzas básicas en la antigüedad y que se las dio a su pueblo Israel en la letra sin revelar todavía el significado pleno de lo que les ordenaba hacer.
Hablando con una mujer gentil en el pozo de Jacob, Jesús le dijo: “Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:22-24).
La salvación se originó con “los judíos” puesto que Dios impartió sus enseñanzas básicas por medio de la antigua Israel y las amplió y completó por medio de Jesucristo y sus apóstoles. Recordemos que Jesús nació judío. ¡No caigamos en un espíritu antijudío, que nos sacará del Reino de Dios y de la vida eterna!
Una de las primeras instrucciones dadas por Jesús aparece en Lucas 4:4: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios”. La única “Palabra de Dios” que existía en forma escrita en ese momento era el Antiguo Testamento. Por lo tanto, las enseñanzas básicas sin duda están planteadas en el Antiguo Testamento, y Jesucristo lo citó como “escritura” muchas veces, lo mismo que sus apóstoles en el Nuevo Testamento.
Levítico 23 trae un listado completo de los días santos de Dios y sus fiestas. Debemos estudiar este capítulo atentamente y observar que dichas fiestas se establecieron como “estatutos” que debían guardarse para siempre. Cuando el Dios Todopoderoso describe el momento de la segunda venida de Cristo y la reunión de su pueblo al comienzo del reinado de Jesucristo en la Tierra, dice: “Pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Ezequiel 36:27). El pueblo de Dios aprenderá a andar en sus “estatutos” cuando Cristo esté gobernando sobre la Tierra en el mundo de mañana.
¡Les ruego que traten de entender! ¡De ninguna manera queremos decir que los cristianos actuales deben cumplir cada letra de la ley en los pasajes del Antiguo Testamento! El apóstol Pablo explicó claramente en el libro de Hebreos que los sacrificios de animales, las purificaciones con agua y demás ritos se dieron solamente a manera de “tutor” por un tiempo limitado, ya que consisten “solo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas” (Hebreos 9:10). Ciertos lavatorios y sacrificios se cumplían casi todos los días de la semana. Los sábados semanales y anuales había sacrificios especiales, pero todo eso se impuso únicamente para esos tiempos, “hasta el tiempo de reformar las cosas”.
El ejemplo que nos dejaron Jesucristo y los apóstoles al guardar esos días santos indica, sin lugar a dudas, que los días en sí no se abolieron junto con los sacrificios. Por otra parte, las instrucciones de Zacarías14 indican que los días de Dios se seguirán guardando, y los guardará todo el mundo, cuando Cristo regrese. Como se ve claramente en el pasaje tan revelador de Zacarías14, los estatutos sobre las fiestas religiosas de Dios no se han abolido de modo alguno. Y es así porque estas maravillosas fiestas divinas simbolizan el extraordinario plan de nuestro Creador.
Permítanme exponer una vez más un panorama de las siete fiestas religiosas anuales dispuestas por Dios para que entendamos mejor su plan maestro revelado en ellas. Primero viene la conmemoración solemne del padecimiento y muerte de Cristo por nosotros. La Biblia le da el nombre de “la Pascua”. Representa nuestra aceptación del cuerpo quebrantado y la sangre derramada de Cristo, que Él ofreció como nuestro Salvador. ¡Pero recordemos que este es solamente el primer paso en el plan de Dios para nosotros! Después tenemos que crecer en gracia y conocimiento (2 Pedro 3:18) y empezar a dejar atrás nuestros viejos caminos y hábitos de pecado. Este proceso de superación o “crecimiento” está reflejado en los días de Panes Sin Levadura, Fiesta de siete días que empieza con un día santo anual y termina con otro.
El plan maestro de Dios revela que la “manada pequeña” (Lucas 12:32), es decir, los que formamos parte de su Iglesia engendrada por el Espíritu Santo, somos apenas las “primicias”, o primeros frutos, de una gran cosecha espiritual que ocurrirá después del regreso de Cristo. Es así como la tercera Fiesta anual, llamada el día de Pentecostés o Fiesta de las “Primicias”, simboliza el hecho de que por ahora Dios está recolectando una cosecha espiritual muy pequeña. Él no pretende salvar al mundo entero ahora. Si fuera así, lo estaría haciendo, y los miles de millones de incrédulos de épocas pasadas y aun de la época actual en China, India y otras naciones, ¡llegarían rápidamente a entender al Dios verdadero y aceptar a su Hijo como Señor y Salvador!
El siguiente paso en el plan maestro de Dios está representado por la Fiesta de las Trompetas (Levítico 23:24). Esta Fiesta simboliza los hechos cataclísmicos del final de la era actual y la segunda venida de Cristo. En la Israel antigua, las trompetas servían como alarma de guerra. En nuestros días, cuando una serie de guerras y trastornos mundiales lleguen a su punto culminante, presenciaremos el regreso de Jesucristo y la resurrección de los muertos “a la final trompeta” (1 Corintios 15:51-52).
Enseguida, Dios atará a Satanás por medios sobrenaturales y lo lanzará a un abismo “para que no engañase más a las naciones” (Apocalipsis 20:3). Finalmente, con Satanás restringido, el hombre podrá ser “uno” con Dios. Esto está simbolizado en la quinta Fiesta, que es el día de la Expiación.
Cuando Cristo regrese, Dios derramará su Espíritu y empezará a iluminar el entendimiento de toda la humanidad con el verdadero conocimiento de su plan. Entonces, dice Dios, “la Tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9). Esto se refleja en nuestra alegre celebración de la sexta Fiesta anual dentro del plan de Dios: los siete días de la Fiesta de los Tabernáculos o “Fiesta de la Cosecha” (Éxodo 34:22).
El calendario de Dios se basa en las temporadas de cosecha en Israel. Representa para los cristianos las cosechas espirituales que Dios se propone recolectar: primero, la cosecha pequeña de la primavera simbolizada por la Fiesta de las Primicias o Fiesta de los Primeros Frutos; luego, al final de esta era, la abundante cosecha otoñal simbolizada por la Fiesta de la Cosecha.
Después de todo esto, algunos se preguntarán qué parte del plan maestro puede quedar aún por cumplir. La respuesta aparece en la séptima y última Fiesta que Dios estableció para su pueblo. ¿Cuál es el destino de los incontables miles de millones de seres que han vivido en el pasado sin entender nada acerca del Dios verdadero, de Jesucristo ni del propósito que Dios tiene para nuestra vida? ¿Qué pasará con esos miles de millones de seres sin salvar, puesto que “Dios juzga imparcialmente”? (Romanos 2:11, versión Dios habla hoy).
La respuesta se halla en la Fiesta conocida como el Último Gran Día (Juan 7:37). Esta Fiesta muestra un momento en El cual Dios, por primera vez, abrirá la mente de todas esas personas para que comprendan su Palabra y tengan una verdadera oportunidad de ver su nombre escrito en “el libro de la vida” (Apocalipsis 20:11-12).
Estas fiestas inspiradas y dadas por Dios, y que representan desde el momento en que aceptamos a Cristo como nuestro Salvador hasta el día en que todos los seres humanos tendrán una verdadera oportunidad de salvación, el Último Gran Día, revelan, en su conjunto, el magnífico plan de Dios. Las fiestas religiosas paganas que Satanás ha impuesto a la humanidad incauta son apenas un sustituto fácil y sin sentido. ¡Lo que representan es un dios falso y un Cristo falso, y llevan a la aceptación de un evangelio falso que choca directamente con el mensaje predicado por Cristo y sus apóstoles!
Las siete fiestas religiosas ordenadas por el Dios Todopoderoso para su pueblo revelan, en efecto, el plan maestro que Él está cumpliendo en la Tierra.
Si a usted le interesa guardar los días santos con los que formamos parte de esta obra, le invitamos a escribir o llamar a la oficina más cercana de la Iglesia del Dios Viviente. Puede tener la seguridad de que nadie le visitará si usted no lo pide. Si desea, puede hacer una cita con uno de nuestros representantes, en el lugar y la hora que más le convengan a usted. No le van a presionar para que se afilie a nada. Es más, nuestro ministro o representante local posiblemente sugiera que usted lea un poco más, que se tome su tiempo y tenga la seguridad de que realmente desea vivir por cada palabra de Dios.
Ahora bien, una vez que usted empiece a actuar conforme a la verdad, tendrá el enorme gusto de hallar personas de la misma fe con quienes departir, estudiar, aprender y practicar el camino de Dios. Será usted parte de una familia espiritual llena de gozo y tendrá la oportunidad de adquirir más verdades y más comprensión espiritual basadas en la Biblia, de un modo que no conocía antes. Al obedecer a su Creador y actuar conforme a la verdad, usted se estará preparando para ser uno de los reyes y sacerdotes en el mundo de mañana. Entonces estará cumpliendo su parte dentro del plan maestro de Dios para su vida.
Si usted desea saber más y si desea aprender y comprobar los detalles acerca de estas fiestas y su descripción en la Biblia, así como la forma de guardarlas, no deje de escribir o llamarnos para solicitar su ejemplar gratuito de nuestro folleto titulado Las fiestas santas: Plan maestro de Dios. Este folleto inspirador le abrirá el entendimiento para captar verdades que muy pocos cristianos han entendido. El hecho es que Satanás tiene su propio plan maestro y que ha engañado “al mundo entero”, como bien lo dice la Biblia (Apocalipsis 12:9). [MM]