A partir de 1707, cuando el Acta de la Unión integró los reinos de Escocia e Inglaterra para formar la Gran Bretaña, Escocia ha mantenido una relación ligeramente tensa con su vecina más poderosa del sur. En el 2007, cuando el Partido Nacional Escocés (SNP) asumió el poder en el Parlamento de Escocia, se acentuaron las voces que pedían separarse del Reino Unido. La elección general realizada en diciembre del 2019, cuando el SNP ganó 48 de los 59 escaños escoceses en el Parlamento del Reino Unido, aumentó la confianza de quienes presionaban por salirse.