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Mientras veía un informe de noticias sobre una figura pública masculina acusado de conducta sexual inapropiada, me pregunté a dónde conducen estos escándalos. Pero, lo que es más importante, ¿en dónde comenzaron?
Hay un pasaje de la Biblia que me viene a la mente: "No pondré delante de mis ojos cosa injusta" (Salmo 101:3). Desde hace décadas, ¿cuáles son la mayoría de los temas que las comedias, las películas y el entretenimiento de la cultura pop ponen ante los ojos de la gente? Las estaciones de televisión prosperan con programas llenos de insinuaciones sexuales, doble sentido o incluso conversaciones y escenas sexuales explícitas. Además, considere los temas de muchas canciones populares.
Entonces, ¿son realmente sorprendentes los escándalos y los comportamientos vergonzosos? ¿Está la sociedad simplemente cosechando lo que se ha sembrado? El sexo vende, y después de varias décadas mirar y escuchar programas o música con estos temas, los resultados son dolorosamente claros. Lamentablemente, para cualquiera que parezca sorprendido parecería ingenuo e incluso hipócrita, ya que muchas de las mismas personas que ven las noticias con asombroso interés dan la vuelta y pagan para escuchar música o ver programas que promuevan estos mismos comportamientos.
Este tipo de comportamiento es absolutamente inaceptable. Sin embargo, muchos de los que están en desacuerdo con esto se sentarán en la comodidad de su sala y ¡aumentarán los índices de audiencia de los programas de televisión que promueven estos mismos comportamientos escandalosos! ¿Existe alguna convicción real para desterrar tales cosas de delante de nuestros ojos?
Toda la sociedad está sumergida en esta inmundicia. Las mujeres no son admiradas por lo que son, sino por su apariencia. La “cultura sexual” está disponible en todas las plataformas de los medios de comunicación. La sociedad lo absorbe, lo adopta y luego actúa como si no hubiera conexión entre este entretenimiento y los casos reales de comportamiento lascivo o pervertido.
Las mujeres, especialmente, son tratadas como objetos y destacadas por su apariencia, y los hombres también son usados de esta manera. Las agencias de publicidad usan la sexualidad para vender cualquier cosa, pero pregúntese, ¿por qué? Y lo que es más importante, no entierre la cabeza en la arena y diga "¿de qué está hablando?" La lujuria es una debilidad humana inherente, y durante siglos se ha utilizado para manipular a las personas y debilitar su resolución y fidelidad, a menudo con el propósito de controlarlas o venderles algo. El apóstol Pablo sabía esto cuando dijo: “a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.” (1 Corintios 7:2). El apóstol Juan dijo: "Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Juan 2:16). ¡Qué bien representa esta escritura a la sociedad de hoy!
¿Qué protección tenemos contra estas cosas? Considere el consejo inspirado de Dios para los esposos y las esposas: “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida” (Efesios 5:28-29). Por extensión, este principio puede aplicarse a las relaciones entre hombres y mujeres en general. Aquí, la palabra “amar” significa respetar, cuidar y apoyar; el versículo anterior pone esto en la perspectiva de Jesucristo dando Su vida por nosotros. Esta actitud puede llegar a impregnar su comportamiento, y verá y pensará en los hombres y las mujeres como personas, en lugar de objetos sexuales que se colocan ante los ojos de la gente de tantas formas insensibles e impías.
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