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En la segunda mitad de la década de los 50, había un programa de televisión llamado “El padre lo sabe todo” ("Father Knows Best") Era un programa "muy decente" y saludable en comparación a la mayoría de la programación actual. El padre, llamado Jim Anderson, representaba su papel con conocimiento y sabiduría reflexiva aconsejando y guiando a su familia.
Algunas de las mentes más grandes de la ciencia buscan entender las maravillas que Dios creó. Me gusta leer sobre los esfuerzos científicos para comprender las partículas subatómicas, la luz, la gravedad, la energía, la materia oscura y el universo. Los científicos buscan desarrollar una teoría integral que armonice la relatividad general con la teoría cuántica, ¡pero siempre concluyen que ninguna teoría funciona para todo! Todos se quedan cortos. ¡Me quedo admirado de las increíbles complejidades que solo nuestro Padre entiende!
El apóstol Pablo hizo declaraciones interesantes en Efesios 3:8–19. Habla de las "inescrutables riquezas de Cristo" y del “misterio escondido desde los siglos en que Dios creó todas las cosas” por medio de Jesucristo. Sí, Cristo creó todas las maravillas científicas. Pero, ¿por qué está escondido? Porque, desde el principio, la humanidad rechazó a Dios, queriendo descubrir cosas por sí misma y se engañó pensando que podría vivir de una mejor manera (Génesis 3:1–6). Entonces, aquí estamos, todavía tropezando en vano y sin respuestas. Siempre hay cupo para inscripciones en la proverbial y dolorosa "Escuela de la Vida".
Si solo la humanidad fuera humilde y fuera ante el Único que tiene las respuestas, entonces así podríamos comenzar a comprender el ancho, la longitud y la profundidad infinita de sus pensamientos. Cuanto más estudiamos la palabra de Dios, más podemos apreciar su sabiduría. ¡No es de extrañar que Pablo doblara sus rodillas ante el Padre y ante Jesucristo!
Hay muchas declaraciones en la Biblia donde los humildes siervos de Dios reconocen la inmensidad de su mente. Por ejemplo, en el Libro de Job, Elifaz, uno de los amigos de Job, dice: “[Dios] hace cosas grandes e inescrutables, y maravillas sin número” (Job 5: 9).
El profeta Isaías compara la grandeza de Dios con la pequeñez y la debilidad del hombre. Él pregunta: “¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?... él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar… ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo… ¿No has sabido, no has oído que Dios es Eterno, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance” (Isaías 40:12, 22, 25, 28; RV1960).
David reconoció la grandeza de Dios, diciendo: “Grande es el Eterno, y digno de suprema alabanza; y su grandeza es inescrutable” (Salmo 145:3).
El apóstol Pablo dijo: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?” (Romanos 11:33–34). Pablo estaba parafraseando las declaraciones hechas por Isaías y Jeremías. Y en 1Corintios 2:9–10, Pablo cita Isaías 64:4 “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” Pablo continúa, “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”.
Los humanos no piensan como Dios piensa. Pero, si nos humillamos y buscamos su guía, podemos crecer en el entendimiento de las cosas que son mucho más importantes que la física teórica y el funcionamiento detallado de todas las cosas, grandes y pequeñas.
Dios es el Padre más grande de todos, con vasto conocimiento, comprensión infinita y sabiduría profunda e inescrutable, más allá de toda comprensión humana. Nuestro Padre lo sabe todo. Obtenga nuestro folleto gratuito El Dios verdadero: Pruebas y promesas y si aún no lo ha hecho, suscríbase gratuitamente a la revista El Mundo de Mañana para leer artículos como: ¡Hogar dulce hogar! …en el cosmos.