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“¡Y la belleza de una mujer con el paso de los años solo crece!”
―Audrey Hepburn
Cuando miro la televisión, me impresionan los comerciales que bombardean nuestras mentes. Los anunciantes utilizan a chicas jóvenes atractivas para vender todo, desde pasta de dientes hasta automóviles. El mensaje es claro, si quieres ser una persona hermosa, entonces utiliza nuestro producto. Una cultura de la juventud en donde a todos se nos seduce a que nos veamos como cuando teníamos veinte años. Los anunciantes gastan millones cada año tratando de influenciar a las mujeres, y ¡nos influyen!
Según El Economist, los estadounidenses gastan más en belleza (cosméticos, cirugías, dietas, etc.) ¡que en la educación! Más y más mujeres están optando por procedimientos quirúrgicos para cambiar su apariencia física. En el 2015, la Sociedad Americana de Cirugía Plástica (ASAPS) reportó que se gastaron un poco más de 13.5 billones cirugía plástica estética un incremento del 2014 de 1.5 billones. Del 2014–2015, más de 2.2 millones en cirugías cosméticas y procedimientos no quirúrgicos se hicieron en los Estados Unidos; el 90.5 por ciento de estas cirugías fueron hechas en mujeres. El hecho es que los procedimientos cosméticos realizados en las mujeres han incrementado un 538 por ciento desde 1997. Los anunciantes están vendiendo su marca de belleza, y los cirujanos plásticos están felices de ayudarnos.
Nosotros, como hijas de Dios, debemos ser cuidadosas de no tomar la carnada.
Por supuesto que todas las mujeres quieren verse lo mejor. Queremos estar seguras de que nuestro cabello esté estupendo y en un estilo que nos acomode. Después de todo Dios sabe que nuestro cabello es nuestra gloria (1 Corintios 11:15). Queremos ponernos ropa atractiva que pone el ejemplo de los estándares de Dios de la modestia piadosa. En la sociedad de hoy esto puede ser difícil, porque son muchas las opciones de ropa que está en las tiendas departamentales, pero no son las adecuadas.
Usted puede encontrar que los estilos clásicos están disponibles en las mejores tiendas departamentales. La ropa puede costar un poco más; pero la inversión será a largo plazo debido a que esos estilos cambian muy poco, por lo que no se necesitan comprar a menudo. Y si se añade un poco de maquillaje, puede dar el toque adecuado para un look completo. Tomar poco de tiempo para arreglarnos apropiadamente es adecuado para una hija de Dios; sin embargo, dedicar mucho tiempo en nuestra apariencia es una señal de vanidad.
Si no le agrada su imagen, quizás sin saberlo, se ha visto influenciada por la gran cantidad de comerciales que promueven una imagen poco realista de lo que las mujeres son. Los investigadores han encontrado que las mujeres que están constantemente expuestas a la imagen “ideal” de los medios de comunicación seguramente no están satisfechas con su propia imagen. Mientras envejecemos, nuestros cuerpos cambian, esto es lo normal en la vida. Nuestra apariencia es distinta a los 8, 18, 30 años y será muy diferente cuando tengamos 50 o 60. Esta verdad puede liberar a millones de mujeres de la angustia mental autoimpuesta por los medios; y ayudarlas a vivir una vida más sana y feliz.
Verdaderamente, todas las mujeres pueden ser hermosas a cualquier edad si se utiliza la Palabra de Dios como el estándar de belleza. “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios,” (1 Pedro 3:3–4). Las mujeres piadosas deben ser luz del mundo (Mateo 5:16) poniendo el ejemplo de lo que es la verdadera feminidad en contraste con las falsas imágenes que se diseminan en los medios de comunicación. ¡La gente debe ver que somos diferentes! Si bien cuidamos nuestra apariencia física, también debemos concentrarnos en nuestro interior y ser joyas preciosas a la vista de Dios. Y¡vamos a ser todas hermosas!
“Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada”