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Un escritor de la BBC recientemente hizo una evaluación de dos naciones que han liderado el mundo occidental. Indicando que “en Westminster hay incertidumbre” y “en Washington también acecha el caos” escribió: “Ni Gran Bretaña ni Estados Unidos pueden alardear de ser gobiernos fuertes y estables, mucho menos mostrase ejemplares al mundo. Desde que hace seis semanas Theresa May llamó a elecciones relámpago; las placas tectónicas globales se mueven con rapidez, dejando a Gran Bretaña y Estados Unidos a la deriva” (BBC, 9 de junio de 2017). El autor concluyó con la observación fatalista: “Estas naciones angloparlantes ya no hablan con tan clara voz, y el resto del mundo ya no les presta tanta atención. Un nuevo orden mundial parece estar emergiendo, y se está articulando en otras idiomas”. La desvanecida influencia de Estados Unidos y Gran Bretaña está creando un vacío de liderazgo que otros se apresurarán a llenar, especialmente Europa y China. Un ex asesor presidencial de Estados Unidos comentó: “una Europa más audaz y más fuerte podría terminar definiéndose en oposición a Washington” (Reuters, 25 de junio de 2017). La Biblia nos dice que las naciones de descendencia israelita dirigirán al mundo como una gran nación y una “multitud de naciones” (Génesis 48:19). Sin embargo, Dios también advirtió que debido a sus pecados, estas naciones caerían de esta posición de liderazgo, “y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo” (Levítico 26:19). Parece que estamos siendo testigos de un momento decisivo en la historia que fue profetizado hace casi 4.000 años. La Biblia revela que Dios hace grandes a las naciones y también las hace caer para cumplir sus propósitos (Job 12:23; Daniel 2:21). Para aprender cómo y por qué Dios ha guiado el curso de la historia, lean o escuchen nuestro folleto Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía.